martes, 31 de mayo de 2016
CAPITULO 124
Cuando estoy sobre mi espalda de nuevo, se acuesta sobre mí. Estamos cara a cara. Pasa sus manos a lo largo de mis brazos hasta que encuentra mis manos y las levanta por encima de mi cabeza. Enlaza sus dedos con los míos y los aprieta. No aparta sus ojos de los míos, y ni siquiera pestañea, mientras entra en mí. Pero veo la mirada, la que me dice lo bien que se siente estar dentro de mí. Nunca podría confundir esa mirada de placer con cualquier otra.
Llevo mis piernas hacia arriba y lo rodeo con ellas para poder sentirlo más profundo. Con Pedro Henry, nunca se está lo suficientemente cerca. Siempre quiero tenerlo más cerca.
Apoya su peso sobre sus codos y acuna mi cabeza dentro de sus antebrazos. Él derrama besos por todo mi rostro.
—Te quiero tanto. Lo eres todo para mí.
Nuestras manos están todavía juntas formando un puño por encima de mi cabeza y apretadas por la tensión mientras continúa moviéndose lentamente dentro de mí. Presiona su frente contra la mía.
—Tú besaste mi corazón despertándolo.
Ahora soy yo la que aprieta sus manos con más fuerza.
—Dios, te amo.
Mueve sus caderas poniendo la fricción contra mi punto dulce mientras se mueve dentro y fuera de mí. No hay nada como tener a un hombre que puede hacer que me corra de muchas maneras diferentes, aunque con lentitud, haciéndome el amor suavemente. Pero no hay nada tan especial como escuchar que me ama mientras sucede. Por lo que sé, estoy en una minoría. No creo que la mayoría de las mujeres llegue al orgasmo durante sus relaciones sexuales. Pero no todas las mujeres tienen a Pedro Henry como un amante.
Cuando acaba, se relaja contra mí. Quito mis piernas de alrededor de él y dejo que se deshagan para que pueda acurrucarse entre ellas mientras que todavía está dentro de mí. Aprecio estos momentos, cuando estamos todavía unidos como uno sólo.
—Prométeme que no dejarás que otro hombre te haga estas cosas después de que me haya ido.
Wow. Eso suena tan definitivo, como si estuviéramos diciendo adiós y nunca fuéramos a vernos otra vez.
—Ningún hombre me va a tocar así o de otra manera. Eres el único.
—Júramelo.
—Lo juro.
Envuelve sus brazos alrededor de mí y hago lo mismo. Nos apretamos el uno al otro hasta el punto de que es casi doloroso.
—Estoy aterrorizado de perderte.
—Estoy aterrorizada de perderte también.
Presiona su frente contra la mía de nuevo.
—No puedo soportarlo. Dije que no iba a hacer esto, pero no puedo evitarlo. Por favor, ven a casa conmigo. Sé que no puedes tener la carrera que quieres en Australia, pero ya sabes que puedo cuidar de ti. Tendrás todo lo que tu corazón desee y nunca tendrás que trabajar.
Lo considero un momento, pero todavía no me ha pedido que se case con él.
—No puedo. No sé cómo vamos a hacer que funcione, pero vamos a encontrar un camino. Tenemos que hacerlo porque la alternativa no es una opción.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ayyyyyyyyyy, qué lindooooooooo, le pidió casamiento!!!!!!!!! No quiero que estén mucho tiempo separados.
ResponderEliminarCompletamente machista 😑 aunq le pida casamiento ella debería seguirlo pensando. Muy romántico dejar todo por el pero ella pierde su indepencia
ResponderEliminar