viernes, 20 de mayo de 2016

CAPITULO 89





Estoy ayudando a Aldana a ordenar su ropa sucia —todos montones de bolsas llenas— cuando la veo tomar una bolsa de regalo de su maleta.


—Te compré algo para ti mientras estaba en Cali, no es que no puedas conseguirlos aquí, pero sabía que era algo que no comprarías por tu cuenta.


Algunas personas son dadores de regalos de nacimiento. 


Aman dar debido a que los hace sentir bien. Pero Aldana no es uno de ellos, así que estoy interesada en ver que desestimaría la compra-de-regalo espontáneo.


—No tenías que traerme un regalo.


Ella está radiante, entonces veo que está orgullosa de sí misma.


—Creo que tenía. Ya que estoy bastante segura que necesitas esto. Mucho.


Tomo la caja de la bolsa y al instante siento el calor elevarse a mi rostro. No, no lo hizo. Observo el vibrador púrpura a través de su empaque de plástico y sé que lo hizo.


—Es púrpura, tu color favorito. —Le da un golpe al paquete de mis manos y lo saca cuando ve que yo no voy a hacerlo—. Esta cosa es fantástica, Pau. Mira lo que la punta puede hacer. Se arremolina.


Eso no es normal.


—Jamás he visto un pene que se arremoline o retuerza o tenga adornos brillantes-coloreados rotando en la base. —Por supuesto, únicamente he pasado tiempo con un par de ellos, pero si alguna polla de un hombre hiciera artimañas, habría sido la de Pedro Henry. Estoy segura de ello—. Luce como que tiene una máquina de bolas en él. Si se comienza a iluminar, tengo que jurar que es un juguete para niños.


Ella rueda los ojos.


—Confía en mí, esto no es un juego para niños. El arremolinado y la rotación es lo que hace que esto se sacuda. —Señala hacia una sonda que parece como una falange—. Esa es la parte magnífica.


Creo que estoy asustada.


—¿Qué infiernos es esa cosa?


—Un estimulador del clítoris.


¡Santo Dios!


—Tienes que estar bromeando.


Ella está riendo mientras sacude su cabeza.


—Oh, no. No bromearía con tales cosas. Esta pequeña belleza te hará correr en menos de un minuto. Lo garantizo.


¿Menos de un minuto? ¡Mierda!


Veo una sonda adjunta y estoy asustada de preguntar, pero la curiosidad se instala. La toco cuando pregunto:
—¿Y esto?


—Una sonda anal.


Sacudo la mano hacia atrás, aunque la sonda no puede haber ya sido usada. Hago una mueca, una que le dice que estoy asqueada.


—¡No pondré eso en mi culo!


—No tienes que ponértelo. Este bebé funciona tan bien sin ello. Sé que es un tanto exagerado, así que también compré esté para principiantes para ti. Es llamado una Bala. —Saca un brillante artilugio, diminuto de color plateado y lo coloca en mi mano. Luce un poco menos intimidante que el pene púrpura con artimañas con bolas bailando en la vara. La Bala definitivamente parece más mi tipo.


Aldana nunca ha mantenido en secreto que ella es la máxima experta en juguetes sexuales. Ha hecho un montón de comentarios en el pasado sobre cómo debería darles una oportunidad, pero esta es la primera vez que me compra los artículos.


—Cuando tuviste que dejar a Alfonso, renunciaste a todos aquellos geniales orgasmos de golpe. —¡Sí!—. Necesitas estos, Pau. Y confía en mí, esos son los mejores artilugios allí afuera.


—Lo sabrías.


Apunta el vibrador púrpura hacia mí.


—Hay muchos motivos por los que necesitas esto, y no todos de ellos tienen que ver con Alfonso. —Es todavía raro escucharla llamarlo así—. Los orgasmos mantienen tus partes de chica sanas. Y tener un orgasmo te ayudará a dormir, lo que, por tu apariencia, estoy segura que no has estado haciendo.


Ahí está la antigua Aldana.


—Muchas gracias.


Se encoge de hombros, como si no pudiera evitarlo. Y probablemente no puede —Sólo estoy diciendo…


Al menos ella no sopla humo en mi trasero.


—Gracias a Dios que puedo siempre contar contigo para decir lo que sea que esté en tu mente. —Quizás soy un poquito muy sarcástica debido a que reduce los ojos a mí.


—Está medicamente probado el hecho de que lo orgasmos liberan endorfinas. Lo que significa que pueden ayudar con las migrañas. ¿Cuántas tuviste cuando estábamos en Australia? Migrañas, hablo en serio. No orgasmos.


No podría contar los orgasmos múltiples que tuve con Pedro Henry si mi vida dependiera de ello.


—Una.


—¿Y cuándo la tuviste?


No me había mudado con Pedro Henry aún, así que fue muy pronto durante nuestra visita.


—No fue tiempo después que llegamos allí.


—¿Ves? Comenzaste a tener orgasmos regulares con Alfonso y tus dolores de cabeza se esfumaron. —¡Pedro Henry! ¡No Alfonso! Quiero gritar en voz alta.


Pero ella tiene razón. Mis migrañas estaban sucediendo cada vez más a menudo antes de que fuera a Australia. 


Excepto por una, desaparecieron por completo mientras estaba con él. Nunca había pasado ese tiempo entre sucesos.


—Tienes razón. No tuve otra migraña después que me mudé con él.


—¿Ves? Los orgasmos son una necesidad física y debería ser prescripto por tu médico para una buena salud. No hay motivo por el que no deberías estar teniendo al menos uno al día. Personalmente, recomiendo tres. Cepillas tus dientes tres veces al día para mantenerlos sanos. ¿No debería tu vagina estar en excelente forma también? ¿Habla en serio?


—¿Quieres decirme que usas tu vibrador tres veces al día?


—Seh. Ha estado trabajando horas extras desde que nos fuimos de Australia. — Suelta risitas—. Y compré uno extra sólo en caso de que lo agote. Maldita sea, extraño a Zac.


Aldana y yo hemos sido mejores amigas por cuatro años, y he llegado a conocer que ella nunca entendería el concepto de “demasiada información”.


—¿Cuál es el plan con él?


—Chica, estoy tan confundida sobre lo que quiero. Quiero decir, no estoy confundida acerca de quererlo. Eso lo sé bien. Nunca he amado a alguien de la forma en que lo amo él. —Ella está mordiendo su perfecta manicura de la uña de su pulgar. Es una señal desconocida—. Él me pidió que regresara a Australia. Indefinidamente.


Está loca por él. No puedo creer que no haya saltado a un avión dirigido de vuelta a Australia ya.


—Viniste aquí a una audición para esta banda. ¿Eso significa que estás tomando el trabajo y no regresarás para estar con él?


—No sé qué voy a hacer. No estoy segura de poder levantarme y dejar mi vida entera atrás para mudarme a Australia por un chico que he conocido por tres meses. Esto es una conversación loca, ¿cierto? Mi vida completa está en los Estados Unidos. Mis padres. Mi carrera. Tú. —Me mira a pesar de que puede estallar en lágrimas—. ¿Qué harías tú?


Amo a mi familia y a Aldana, pero no hay una sombra de duda en mi mente.


Estaría en el primer pájaro australiano que pudiera encontrar si Pedro Henry me llamara y me pidiera volver. Tal vez me siento de esa forma porque no tengo una carrera más extensa, pero incluso no tomaría el tiempo para empacar un bolso si significara que pudiera estar de vuelta en sus brazos más pronto.


—Él no tendría que preguntar dos veces.


—Deseo tener tu confianza. Simplemente soy tan insegura… en todo.


Es más fácil ser segura en contestar una pregunta que no escucharé. Pedro Henry nunca me pediría que vuelva a Australia. Nunca tendría que elegir entre él y mi carrera debido a que no tengo ninguna. Y es una cruel realidad para enfrentar.








CAPITULO 88





Wow. Estoy conduciendo a casa en un aturdimiento porque tengo un padre y quiere arruinar al hombre que me amenazó. Él dijo que Fernando Phillips no sería capaz de encontrar un trabajo embolsando comestibles en esta ciudad cuando terminara con él. La idea me hace feliz, hasta que recuerdo que tiene tres niñitos dependiendo de él. Tanto  como me gustaría ver a Fernando arrastrarse en su vientre como la serpiente que es, no puedo vivir con la culpa de ser la razón detrás de cualquier desgracia para aquellos niños. No es su culpa que su padre sea un total engreído prostituto y sin moral. El cual es el por qué le pedí a Jake que no haga nada en cuanto a Fernando se refiere.


Estaciono en mi lugar habitual afuera del apartamento y me siento a mirar la puerta. No quiero entrar. Estar sola por el pasado par de semanas no ha sido bueno para mí. Me ha dado mucho tiempo para pensar en cuánto extraño a Pedro Henry.


Soy sobresaltada fuera de mi trance cuando escucho el tono de llamada de Aldana.


―¿Qué pasa? ―contesto animadamente. Espero que no pueda decir cuán falsa soy.


―Hola, chica. ¿Qué estás haciendo?


La llamada de Aldana para chequearme una vez al día, algunas veces dos. Ha sido muy atenta para… bueno, para Aldana. Nunca la he visto tan preocupada.


Creo que sus sentimientos por Zac le han dado empatía… algo que no estoy segura que ella fuera capaz de tener en el pasado.


—Umm, sólo llegué a casa desde la de mi mamá.


—¿Cómo fue eso?


No he tenido tiempo suficiente de procesar lo de Jake Beckett, así que no era algo que estuviera lista para discutir, especialmente por teléfono. Y Aldana va a descontrolarse cuando lo descubra.


—Estuvo bien.


—¿Qué hay sobre tu encuentro con tu pro-idiotor discográfico?


No puedo evitar más que reír cada vez que escucho a Aldy llamar a Fernando un pro-idiotor . El nombre es tan apropiado.


—Fue genial. Fue muy cooperativo… hasta que me siguió hasta mi auto y básicamente me sujetó mientras amenazaba arruinar mi carrera si no volvía con él.


Escucho a Aldana resoplar.


—¿Ese hijo de puta te lastimó?


—¡Nah! Sabes que soy una chica resistente. Me asustó un poco, pero es más probable que yo sea la única que lo lastimó. No creo que vaya a necesitar una vasectomía en ningún momento. Puedo decir con una cantidad justa de certeza que mi rodilla probablemente jodió sus bolas.


Aldana se ríe a carcajadas.


—Estoy muy contenta de oír que las torturaste bien, pero ¿qué significa eso para tu carrera?


Suspiro profundamente antes de admitir donde estoy ubicada, como si lo hiciera sonar mejor.


—Significa que he perdido todo, todo lo que he trabajado tan duro por conseguir, y tendré que comenzar desde el principio. Todo porque me rehusé a tener un romance con un hombre casado.


—¡Pero eso no es justo! —grita ella y casi estalla mi tímpano—. No puedes alejarte con nada. Debería al menos tener la decencia de devolverte tus canciones.


Ella no vio la furia en el rostro de él.


—Eso no va a suceder, pero está bien. En serio. Puede apropiarse de mis canciones si quiere. Todavía poseo la mitad así que no puede dárselas a alguien más. Y tengo nuevo material que es mejor que cualquiera de mis viejas cosas.


—Eso es debido a que todas ellas son sobre él.


No tengo que preguntar a quién se está refiriendo.


—Lo son, pero son honestas y desde mi corazón.


—Entonces se volverán diez veces platino porque los fanáticos saben cuándo es real. Entenderán lo que él significa para ti. Solo deseo que él lo supiera.


Yo también.


—Tengo una buena noticia. —Sus palabras son alegres pero su voz carece de su usual energía—. Al menos espero que creas que es buena. Estoy volviendo a casa mañana. Cleve tiene una audición para mí y dice que es obligatorio que esté de regreso el jueves para ello.


Gracias a Dios. No creo que pueda continuar estando sola en el apartamento.


—Estoy emocionada de que estés viniendo a casa, pero no suenas entusiasmada.


—La audición es con una banda y no seré la vocalista principal. —No ser la protagonista podría definitivamente ser un problema para la Señorita Líder y Centro—. Tendré que compartirlo con un tipo.


—Eso tipo de bandas están haciendo muy buen country ahora mismo. Suena como una gran oportunidad. —La animo—. ¿Los conoceré?


—Southern Ophelia.


—Maldita sea, Aldy. Son un éxito justo ahora. Como, en verdad exitosos. No puedo creer que uno de sus vocalistas se marchara en medio de todo este éxito. Es una locura.


—Tal vez, pero no es lo que quiero, no es mi estilo. Sólo no me veo siendo feliz con compartir el reflector. Sabes que me encanta ser el centro de atención. Suena como un gran concierto, pero la cosa entera es tan apresurada. Heather abandonó la semana pasada y ellos están programados para grabar un álbum el siguiente mes, así que no nos dará tiempo para encajar. Después de eso, estaremos alcanzando la carretera por seis meses para promocionar el álbum.


Aldana no era alguien que compartiera el reflector, pero Cleve tenía razón en pensar que esto era un buen movimiento para ella. De por sí, era mi trabajo impulsarla.


—Aldy, eso suena exactamente como la oportunidad que necesitas para darle a tu carrera un gran salto-al-estrellato. Grabar un álbum y andar por la carretera… eso es enorme. ¿Y quién sabe? Podría encantarte cantar con un chico.


—Voy a odiarlo. Simplemente lo sé.


Siempre la pesimista.


—Hay cosas peores.


—Lo siento, Paula. —Se disculpa—. Es muy insensible de mi parte estar quejándome contigo después de lo que sucedió con Fernando. 


Honestamente, estoy un poco sorprendida por su consideración. Su relación con Zac parece haberla cambiado en una forma muy positiva.


—Eso apesta, pero estaré bien.


—Lo sé, pero no he sido muy considerada de tus sentimientos. He sido una amiga de mierda y lo lamento. Juro que voy a recompensártelo.


Acepto a Aldana de la forma que es y no espero que recompense nada por mí.


—No has sido una amiga de mierda. Me has llamado todos los días, en ocasiones dos veces, para asegurarte de que estoy bien.


—Ambas sabemos que podría hacerlo mucho mejor.


Ella no era la única quien podía mejorar.


—Soy la única que se mudó y te dejó para vivir con un hombre que apenas conocía.


—Por lo que mi hermano te hizo. Y me puse de su lado. Lo lamento tanto.


De acuerdo. Definitivamente ella debería haberme apoyado más en eso.


—Está bien. Todo se arreglará. Vivir con Pe… Alfonso por aquellos dos meses y medio fue la mejor experiencia de mi vida.


—¿Cómo alguna vez vamos a superar a aquellos hombres australianos?


—No tengo idea, Aldy. —Y esa es la pura verdad ante Dios. 


No sé cómo alguna vez seré capaz de renunciar al amor de mi vida.


CAPITULO 87




Aparqué el Sunset en el garaje y encontré a la Sra. Porcelli en la cocina.


—Sr. Alfonso, es bueno verlo de regreso. ¿Confío en que la visita con su familia fuera bien?


Esperaba haber ido a Sydney por una visita casual, pero no fue eso lo que me envió allí. Fui por razones completamente diferentes que no deseaba discutir, así que mentí.


—Sí, todos están bien y tuve una linda visita.


—Oh, eso es bueno. Puedo hacerle algo de comer si tiene hambre.


—Gracias, pero no será necesario. Me detuve en un pequeño café hace un par de horas.


Mientras salía, la Sra. Porcelli me llamó.


—¿Sr. Alfonso?


Me giré y vi la mirada de incertidumbre en los ojos de mi ama de llaves, como si estuviera buscando las palabras correctas para decirme.


—¿Sí?


Está retorciendo sus manos como si estuviera nerviosa. Mi curiosidad picó.


—No sé si debería decirle algo, pero he decidido que tiene derecho a saber.


Esperé porque me diera más explicación, pero no me la dio. 


Fuera lo que fuera, no quería decirme.


—¿Qué es?


—Estaba limpiando su habitación y encontré algo de Paula bajo su cama. Lo puse en su mesita de noche porque no sabía qué hacer con ellas. Tirarlo a la basura no se sentía bien.


¡Ah! Un par de bragas de Paula, deben haber caído bajo la cama durante una de nuestras travesuras. Estoy seguro de que hacía que esta pequeña mujer de cabello gris se sonrojara profundamente.


—Gracias por dejármelo saber.


Sonreí mientras caminaba por el pasillo hacia mi habitación. 


Serían un bonito recuerdo para tener. Hmm… Me preguntaba, ¿qué par serían? Me encontré deseando que fueran la de encaje blanco. Se las quité el día que hicimos el amor por primera vez —en vez de follar— el día en que me dijo que me amaba.


Podía ver la forma desde la puerta y no eran las de encaje blanco, esas tenían color. Y estaban envueltas en un diminuto rectángulo. No podía recordar incluso que llevara bragas como esas, así que crucé la habitación para hacer una mejor inspección. No eran bragas. Era la decoración de la bolsa de tela que guardaba las pastillas anticonceptivas de Paula. Deslicé el empaque y confirmé lo que sospechaba. 


Este era el empaque que había estado tomando cuando se fue.


Me senté en la cama sosteniéndolo en mis manos. ¿Esto significaba que estaría embarazada? Solo tomó dos días perdidos con Emma, ni siquiera medio empaque.


Voy a la sala y agarró mi laptop antes de regresar a la habitación. Ni siquiera sé que buscar. Mis dedos tiemblan mientras tipeo: “¿Qué pasa si paras de tomar tus píldoras anticonceptivas a la mitad?” y presiono entrar. Elijo el primer resultado ya que parece un sitio médico. Reviso el artículo, leyendo un montón de cosas que no entiendo, pero entonces llego al encabezado de “Incrementa la probabilidad de embarazo”. Eso lo puedo entender, así que leo porque estoy ansioso por ver lo que dice:
Hay un repentino incremento del riesgo de embarazo cuando paras de tomar la píldora a medio mes. Los niveles de hormonas cambian rápidamente por parar con la píldora en medio del ciclo, y esto puede incrementar tus posibilidades de concebir. Hay algunas mujeres que piensan que están protegidas por todo el mes incluso si paran antes, pero no es verdad. Solo estar cubierta y protegida mientras tomes la píldora regularmente cada día.


¡Joder! ¿Paula sabía esto? ¿Entendía lo que significaba perder esas píldoras? No tenía forma de saber, y no podía preguntarle porque no estaba aquí.


Jim había estado en los Estados Unidos buscándola por cinco días. Telefoneaba diariamente con actualizaciones, pero no era suficiente ahora que sabía que podía estar embarazada. Estaba muriendo aquí, necesitaba que la hubiera encontrado ya.


Tomé mi teléfono del bolsillo y marqué.


—Sr. Alfonso…


No tenía paciencia para escuchar nada excepto que sabía dónde estaba ella.


—¿La has encontrado ya?


Ya sabía que no lo había hecho. Me habría notificado inmediatamente si lo hubiera hecho; tenía órdenes estrictas de llamar en el momento que la tuviera ubicada.


—No, lo siento. Sr. Alfonso. No hay domicilio registrado a nombre de Aldana Donavon, y el único que encontré esta mañana no era el de la amiga de Paula.


—¿Estás seguro? Podría estar mintiendo.


—La niña aún estaba en secundaria y su madre no estaba muy feliz de que estuviera en su casa preguntando por su hija. No hubo nueva actividad en los contactos de Aldana desde que posteó el día que dejó Australia. Es como si se hubiera borrado de la faz de la tierra.


Un bloqueo tras otro. Encontramos que unos días antes Paula había cancelado su servicio de celular, así que nuestra mejor pista ya no estaba. No sabíamos por qué lo había hecho, pero tenía la sospecha furtiva de que Fernando Phillips era la razón detrás de ella. Seguí imaginándolo acosándola después de que Paula hubiera regresado a Nashville, y la idea me volvía loco. Estaba de regreso al lugar donde quería estrangularlo hasta morir.


—Entonces, ¿cuál es el plan, Jim? —Realmente necesitaba que me dijera que tenía una nueva estrategia, ya que encontrar a Aldana había probado no ser de ayuda.


—Entiendo que quisiera dejar esto como último recurso, pero recomiendo ir a ver a Fernando Phillips. Parece inútil recorrer toda California buscando a Aldana cuando lo tengo a él tan cerca. 


Iba a enfermar si ella estaba con él. Quizás quería que él fuera el último recurso porque me paralizaba el miedo cada vez que pensaba en ella estando con él.


Quería ver su reacción cuando Jim le preguntara sobre ella. 


Necesitaba leer su rostro y su respuesta.


—Quiero que grabes tu encuentro con él y me lo envíes inmediatamente.


Jim no vaciló.


—Absolutamente, señor.