martes, 31 de mayo de 2016
CAPITULO 122
No estoy ansioso de ver de nuevo a Julia Chaves dado que no nos despedimos en los mejores términos. Puedo decir que se siente igual cuando me ve entrar con Paula.
Sus ojos entrecerrados no dejan lugar a duda. Jake Beckett, al contrario, es cálido y se incorpora para tomar mi mano.
—Es bueno verte de nuevo, Pedro.
La mama de Paula me mira brevemente y asiente, antes de mirar a su hija por una explicación.
—¿Qué sucede?
—Pedro y yo estábamos cenando y un reportero, o eso creo que era, vino a la mesa. Me tomó fotos y me pidió comentarios sobre cómo me sentía trabajando en la industria de la música con Jake Beckett como mi padre. —Se concentra en Jake— Me preguntó si me conseguiste el trabajo con Southern Ophelia.
Jake mira a Julia y luego a Paula de nuevo.
—Creo que ya debería haberte dicho esto, pero pedí el divorcio la semana pasada. Se ve que la búsqueda de manchas en el expediente comenzó. Lo siento. Sé que no querías que fuera conocido públicamente.
—No deberías preocuparte por esto, Pau —presiona Julia—. No te lastimara en absoluto. En todo caso, impulsará tu carrera. —No lo entiende, y no creo que nunca lo haga. Así no es como Paula quería conseguir el éxito.
—Pero ése es el asunto, mamá. No quiero un impulso por estar atada genéticamente a Jake Beckett. —Paula intenta que su mamá entienda—. Quiero conseguir todo por mí misma.
—Y lo harás. Lo has hecho. El mundo ya ha visto lo talentosa que eres. Southern Ophelia ya estaba haciéndolo bien antes de que esto se supiera —le dice su papá para reasegurarla, pero es en vano. Lo sé por su rostro—. Deberías decirle a Randy de inmediato. Y creo que deberíamos programar una entrevista lo antes posible. Se verá mejor si somos nosotros los que le digamos al mundo en lugar de que la gente se entere por la portada de una revista de chismes
Ella está por llorar. Lo puedo percibir.
—Esto no es lo que quiero.
—Bueno, es un poco tarde para eso. —El modo en que Julia lo dice casi me hace pensar que está feliz por esto.
Paula sostiene el puente de su nariz y sospecho que está buscando en su cerebro cualquier otra solución posible. Pero acaba sin nada, porque, desde mañana, esto va a ser una movida fuera de control.
—Creo que no tengo otra opción, dado que saldrá de cualquier forma. Sólo dime cuándo y dónde debo estar para la entrevista.
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