miércoles, 4 de mayo de 2016

CAPITULO 37




Después que dejo el hotel y me encuentro encerrado en mi auto con su olor, lo único que puedo oler es esa maldita fragancia dulce y floral. Está en mi piel y en mi ropa y la detesto. No puedo creer que alguna vez pensara que era agradable o sensual. Es nauseabunda y quiero que se vaya. 


Ahora.


Tan pronto como vuelvo al viñedo, no llamo a Paula y voy directo a la ducha.


Tengo que lavar el último indicio de contacto físico que espero tener jamás con esa perra.


Oigo el tono de llamada de Paula, “Crash Into Me” , mientras me paro en la ducha frotando mi piel, pero ella deberá esperar hasta que elimine la última evidencia del contacto de Adriana de mi piel.


Escucho el correo de voz de Paula tan pronto como salgo, sin esperar siquiera a vestirme.


—Hola, hombre de las cavernas. Sólo quería decirte algo antes de dormir. Llámame cuando puedas.


Entro al dormitorio usando sólo una toalla y la llamo de inmediato. No quiero esperar otro minuto para oír su voz.


—Hola.


—Hola, nena.


El tono de su voz se eleva.


—Hola, tú. Me alegra que llamaras. Normalmente no estaría tan entusiasmada sobre esto y ni querría compartirlo con nadie, pero querías saber, así que estoy llamándote para decirte que tuve mi período.


Hmm. Me había olvidado eso, así que supongo que no estaba tan preocupado como creía.


—Es bueno saberlo.


—Pensé que te gustaría. ¿Has estado ocupado hoy?


Lo que me ha mantenido ocupado mientras he estado aquí me repugna.


—He estado más ocupado de lo que quisiera, pero aun así he pensado en ti.


—Eso es dulce. ¿Todo bien en la viña?


Espero que sí ahora que hablé con Adriana y le dije que sé de su jueguito.


—Hay algunos problemas en Marguerite, pero creo que los tendré bajo control pronto.


—Entonces, ¿sólo necesitaban al hombre grande para que se ocupara de las cosas y les mostrara como se hace, no?


Sí, el hombre grande en el campus. Ella no tiene idea de cuán grande realmente es el hombre.


—Lo tienes, nena.


—¿Aún te quedas hasta Año Nuevo?


No quiero, pero es necesario. Desearía estar de vuelta para celebrar con Paula.


—Temo que sí. ¿Harás planes con Aldana para la Noche de Fin de Año?


—Ella irá al Club The Blues con Zac y me invitaron. Es noche de micrófono abierto de nuevo.


Estoy seguro que significa que Benjamin Donavon irá también y considerará a Paula como su cita, pero no pregunto porque no quiero una confirmación.


—Lo pasarás genial. Desearía poder estar ahí para oírte cantar.


—Te dedicaré una.


—Bueno, eso no es justo. No estaré ahí para escucharla.


—Sí, eso es muy desafortunado.


La extraño.


—¿Qué tienes puesto?


—¿Quieres la verdad, o debería describir una lencería terriblemente sexy para que puedas fantasear?


No puedo evitarlo. Quiero saber qué viste mientras Benjamin Donavon duerme a sólo metros de ella. Necesito sabes qué verá él si se cruzan de camino al baño.


—La verdad.


—Estoy usando una camiseta increíblemente poco sexy y bóxers.


He visto su definición de poco sexy y no podría estar más en desacuerdo. Uno de sus momentos más sexys fue cuando llevaba pantalones de correr y tenía su cabello en un moño desordenado sobre su cabeza.


—Nena, no podrías ser poco sexy aunque lo intentaras.


—Alfonso. Estás equivocado, pero gracias de todos modos.


—¿Te has sentido bien hoy? ¿No más dolores de cabeza o vómitos?


—Me he sentido muy bien hoy.


Ella me asustó terriblemente.


—Estaba preocupado ayer.


—Siento haberte preocupado, pero en serio… Estoy bien.


¿Realmente está bien?


—¿Me lo dirías si no lo estuvieras?


—Sí.


—Es tarde y probablemente debería dejarte dormir. No es una mala idea para mí ponerme al día con mi sueño ya que alguien ha estado manteniéndome despierto por las noches.


—Bueno, quizás encontrarías más fácil dormir un poco si no estuvieras instigando actividades nocturnas.


—¿No te gusta mi instigación?


—No dije eso.


—Entonces, ¿te gusta?


—Mucho, Sr. Henry. Me gustan tus instigaciones nocturnas. Y las matutinas. Y las de medio día. Demonios, me gustan todas tus instigaciones.


—Lo recordaré la próxima vez que te vea.


—Sí, asegúrate de eso. Ahora, duerma un poco, Sr. Henry. Tiene mucha instigación por hacer para cuando regrese.


—Sí señora, así es.


No hay comentarios:

Publicar un comentario