miércoles, 8 de junio de 2016
CAPITULO 151
Me levanto y me acerco para agarrar algo de ropa. Opto por el primer conjunto que encuentro ya que el reloj no se detiene. Un vestido floral de tirantes con un cárdigan rosa empacado justo en la parte superior. Debería lucir encantador con la guirnalda hawaiana que me darán cuando aterricemos.
Estamos vestidos con nuestros rostros limpios y con los dientes recién cepillados cuando nos abrochamos los cinturones en nuestros asientos. Tal vez tenemos un minuto completo de sobra, pero planeo tener un largo y caliente baño —al cual espero que Pedro Henry se me una— una vez que lleguemos a nuestro hotel. Espero que nuestra suite tenga un baño enorme para que quepamos los dos porque tengo un montón de cosas traviesas que quiero hacer con él.
Sostiene mi mano mientras el avión aterriza y de inmediato me siento aliviada. Llegué a acostumbrarme un poco más a volar mientras estaba de gira con Southern Ophelia, pero
todavía soy más feliz cuando tengo los pies en tierra firme.
—¿Has visitado Hawái a menudo?
—Sí. Unas pocas veces. —Atrae mi mano a sus labios y besa mis nudillos—. Me alegra que tu primera vez sea conmigo.
Me pregunto qué lo trajo a Hawái. ¿Un viaje familiar, tal vez?
Quizás los negocios. O posiblemente placer con alguna acompañante. Una punzada de celos me golpea dentro.
Ojalá no estuviera en mi luna de miel pensando en estas cosas, pero soy curiosa por naturaleza.
—¿Cuántas veces lo has visitado?
Responde inmediatamente.
—Muchas. Ni siquiera podría tener una idea sobre el número de veces. Papá pasaba el año trabajando como un loco pero se tomaba dos semanas libres después de la temporada de
cosecha para que pudiéramos venir aquí. Es el sitio de escape favorito de mamá, así que ella nos traía cuando papá estaba demasiado ocupado para venir. Siempre nos alojamos en la misma casa, se sentía como mi segundo hogar de la infancia.
—¿Así que siempre estuviste con tu familia?
—No. Una vez vine sin ellos.
—¿Viniste solo o con un amigo? —No debería preguntar dado que podría obtener una respuesta que no me gustaría.
—Con amigos. —Plural. ¿Eso qué significa? ¿Amigos, como los que todo el mundo tiene o amigas como las que sólo él tiene? Quiero decir, tenía.
Él se está riendo, pero yo no.
—¿Amigas?
—Bueno, supongo que amigos ebrios de la universidad es probablemente una descripción más precisa para la compañía que tuve la vez que vine sin mi familia.
Oh, eso lo puedo manejar.
—¿Tú y tus amigos vinieron aquí de fiesta?
—Sí, pero sólo una vez durante las vacaciones. Los chicos destrozaron el lugar y el dueño estaba furioso. El daño no fue pequeño. Mamá pagó por ello, pero me amenazó con
golpearme en cada momento de mi vida si alguna vez sucedía eso de nuevo. —Está sonriendo—. Sabía que no estaba bromeando así que nunca los traje de nuevo.
—Apuesto a que Margarita quería patear tu culo.
—Definitivamente había algún golpe con un bolso. Le encanta hacer eso. Sabe que no hace daño pero suena como si lo hiciera, así que lo disfruta. Y es dramático. Me hizo eso enfrente de mis compañeros. Dios, me sentí humillado. Pero, por supuesto, fue por eso que lo hizo. —Me estoy riendo mientras imagino a mi suegra golpeando a su hijo en edad universitaria con su bolso de mano delante de sus amigos—. ¿La has visto en acción? Debería haber sido una boxeadora profesional. Puede conseguir al menos tres buenos golpes antes de que tu cerebro tenga tiempo de registrar que estás siendo golpeado.
Margarita me agrada demasiado. Va a ser la mejor suegra que pude haber deseado. Podría estar a favor de aprender una o dos cosas de ella.
—Voy a tener que hacer que me enseñe sus movimientos.
—Nena, por favor no lo hagas. No puedo soportar más violencia innecesaria. A menos que desees conseguir que me revele contigo en el dormitorio. —Se inclina para besar un lado de mi cuello y mi piel punza al instante, mientras que algo se mueve muy profundamente dentro de mi vientre. Le encanta hacerme eso.
—Quieto, chico. Aún no estamos en el hotel. —Se inclina hacia atrás y puedo decir que está luchando contra una sonrisa—. ¿Qué? ¿Estás preparando algo, Sr. Alfonso?
—Tal vez, pero es una sorpresa, Sra.Alfonso. Una que no puedo esperar para mostrarte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario