miércoles, 11 de mayo de 2016
CAPITULO 56
Estoy enfadado porque la madre de Paula la llamó y la molestó de esta manera, especialmente en su cumpleaños.
Esto no mejora mi opinión de ella en absoluto. Es una mujer inmadura y egoísta.
No puedo entender su manera de pensar detrás de la decisión de contarle a Paula esta noticia sobre su padre en su cumpleaños. Ella sabía que la afectaría.
Incluso yo lo sé. Quiero ser un completo cavernícola y estampar la cosa contra la pared para que la madre de Paula nunca pueda volver a llamarla, pero no puedo.
Quizás yo no lo comprenda porque es una cosa de madre e hija, pero algo se siente raro sobre su relación.
Froto círculos en su espalda.
—¿Quieres hablar de esto?
Siento su cabeza oscilar de lado a lado, diciéndome que no.
Beso la parte superior de su cabeza y tiro de ella hacia el sofá. Todavía visto mi traje así que me saco la chaqueta y la lanzo sobre la silla. Me siento en el sofá y palmeo el almohadón entre mis piernas.
—Ven, siéntate conmigo.
Ella se sienta y se apoya contra mi pecho. Viste un bikini negro que nunca he visto y huele a coco y a sudor por haber estado al sol. Me contraigo en los pantalones porque ella está tan cerca. No puedo evitarlo. Wow, quieto muchacho… ahora no es el momento.
Paula puede ser difícil de leer a veces, pero está herida y quiero darle el apoyo que se merece. Es seguro que no lo recibe de nadie más en su vida. Creo que simplemente abrazarla es lo que ella quiere, así que eso es lo que hago.
Estoy feliz de estar aquí sentado con ella por tanto tiempo como ella me necesite.
Nos sentamos juntos así por media hora antes de que ella deje de llorar y diga algo. Levanta el rostro para mirarme por sobre el hombro.
—Regresaste temprano.
—Por supuesto que sí, quiero estar con la chica cumpleañera en su día especial.
Ella se estira para tomar mi mano y enlaza nuestros dedos.
—No creo que sepas lo bueno que eres en esto.
—¿En qué soy bueno?
—Lo que sea que estemos haciendo.
Ya no tengo idea de lo que estamos haciendo, solo sé que me gusta.
—Creo que eres bastante bueno en esto también. Sea lo que sea.
Ella levanta la mano que usé con Swinger Chris y la inspecciona.
—Tu mano luce mucho mejor. La hinchazón bajó.
—Está bien. Apenas duele ya. —Ella la lleva a sus labios—. Tu beso la hará mejorar en muy poco tiempo.
Ella pone un dedo en mi pierna y comienza a dibujar un símbolo imaginario del infinito. Recuerdo otra ocasión en que lo hizo. Fue después de nuestra segunda cita, cuando le expliqué todo lo que quería. Lo hace cuando está nerviosa.
—Él quiere conocerme.
Él. Oí suficiente de la conversación para saber que está hablando de su padre, el donante de esperma. Así es como he comenzado a pensar en él después de oírla llamarlo así tantas veces.
—¿Cómo te sientes al respecto?
—Creo que ya lo he conocido.
—¿Por qué piensas eso?
—Tengo un recuerdo de mi infancia. Es muy vago, pero estoy segura de que recuerdo conocerlo cuando era pequeña. Mi mamá me vistió con un vestido de marinera. Tenía este cuello enorme y ella peinó mi cabello con coletas. Estaba adorable. —Rio—. Me llevó a un lugar donde los patos chapoteaban en una fuente. Me fascinaban, pero ella no me permitió quedarme a mirarlos. Me llevó con él. Sé que era el donante de esperma, incluso si no recuerdo su rostro. Hasta donde sé, nunca lo volví a ver; excepto televisión o en el departamento de música de Walmart.
—¿No sientes curiosidad por él?
—Hubo épocas de mi vida en las que sí y hubiera dado lo que fuera por verlo, pero no es así hoy. Y no lo será mañana.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario