miércoles, 25 de mayo de 2016
CAPITULO 104
Los últimos días han sido irrealistas. No puedo concentrarme en nada debido a que mi mente sigue regresando a lo que Pedro Henry dijo, se imagina su futuro conmigo y pequeñas personitas que se parecen a nosotros. Parece como si estuviera pensando en ello constantemente. Incluso ahora que estamos montados en este ascensor hacia la habitación de Randy para la reunión después del espectáculo, mi mente se desvía cuando pienso en cómo serían nuestras vidas si él y yo estuviéramos casados y con una familia.
Chasquea los dedos en frente de mi rostro.
—Cariño, ¿qué pasa? Has estado en otro lugar por días ahora.
—No pasa nada. —Todo está bien, maldita sea. ¿Por qué no podía haber sido así antes de haberme ido?
Me estruja en sus brazos.
—Algo pasa. No eres tú misma.
—Tengo cosas en mi mente. Esto es… —Hago una pausa para elegir cuidadosamente mis palabras, pero soy salvada cuando suena el teléfono de Pedro Henry.
—Es Harold. Probablemente debería tomarlo. —Responde la llamada y puedo decir por la expresión de su rostro que algo está mal. Las puertas del ascensor se abren y nos bajamos, pero se detiene en el pasillo y veo que se forman arrugas en
su frente, las que se le forman cuando está preocupado por algo—. Espera un minuto. —Aparta el teléfono de su oreja—. Hay un problema en Avalon y realmente necesito hablar con Harold.
Se ve cabreado.
—¿Está todo bien?
—No. Suena como a que Adriana ha atacado de nuevo.
¿Cuánto va llevar para que esa perra loca lo deje en paz?
—Está bien. Voy a ir adelante. Hablas con Harold y me reuniré contigo en la sala cuando haya terminado.
Besa la parte superior de mi cabeza.
—Está bien, amor.
Amor. Nunca me ha llamado así antes. Me gusta.
Los chicos ya están en la sala, cervezas en mano, cuando entro. Claudio toma una del mini bar y tuerce la parte superior antes de que la sostenga para mí.
—Gracias.
—Tengo algunas buenas noticias. Una fan en el espectáculo de Dallas grabó tu actuación acústica en su teléfono y lo subió. Ha sido viral y los fans se están volviendo locos por ello, por lo que creemos que es una buena idea tenerte de vuelta en el estudio en Nashville y grabarla.
Por actuación acústica, asumo que se está refiriendo a la canción que canté para Pedro Henry.
Dijo que nosotros pensábamos que es una buena idea.
Supongo que eso significa que ha estado hablando de mi actuación con los chicos y están hablando de las cosas detrás de mi espalda. Todavía soy nueva en este grupo, pero no voy a seguir con ellos cuando toman decisiones sin mí, sobre todo cuando se trata de mis canciones personales.
Creo que sería mejor que lo supieran ahora mismo. Soy
parte de esta banda al igual que cada uno de ellos, aunque sea el miembro más reciente.
—¿Por lo que todos han decidido esto sin consultarme?
Claudio levanta sus manos.
—Whoa, Paula. Los chicos y yo no hemos hablado de nada. Estamos escuchando esto por primera vez, al igual que tú.
—Pero Randy dijo que nosotros pensamos que es una buena idea.
—Yo soy la otra parte de nosotros. —Me pongo rígida cuando escucho la voz familiar detrás de mí.
—Chicos, éste es uno de mis compañeros productores, Fernando Phillips. Fue su idea de traerte de vuelta a Nashville para la grabación y no podía estar más de acuerdo. La canción es caliente, por lo que ahora es el momento de atacar.
Furia. Ésa es la única palabra que puede describir lo que estoy sintiendo en este momento.
—Esa canción no estaba destinada para el mundo. Estaba destinada sólo para una persona.
—Pero no la cantaste para una persona —me recuerda Randy—. La cantaste en frente de un concierto, lleno de gente y ahora sus fans se están volviendo locos por ella.
Esa canción es personal. La letra está dejando al descubierto mi corazón y el alma para Pedro Henry.
—No creo que quiera hacer eso.
Claudio, encargado de mantener la paz, intenta interceder en mi favor.
—Tal vez deberías darle un poco de tiempo para que piense en ello, Randy.
Fernando me sonríe y quiero darle una patada en sus frutos de nuevo.
—Esto no es un pedido, Paula. Southern Ophelia va a grabar esa canción. Ya lo he configurado.
Sé lo que Randy está pensando, tengo una deuda con Fernando por dejarme salir de mi contrato. Estoy seguro de que es lo que todos piensan. Y que soy una perra desagradecida por no estar de acuerdo con lo que me está pidiendo. ¿Esto nunca va a terminar? ¿Siempre voy a parecer la villana mientras Fernando camina sobre agua?
—Tengo que salir de aquí.
No miro hacia atrás al dejar la habitación de Randy para caminar por el pasillo hacia el extremo opuesto de la sala.
Estoy nerviosa mientras deslizo mi tarjeta llave en la ranura.
Se necesitan tres intentos para que la pequeña luz se ponga en verde.
Empujo la puerta para abrirla y una mano llega a mi boca desde atrás. Soy empujada hacia atrás en contra de alguien y metida en la habitación. Oigo el chasquido de la puerta y lucho contra los brazos envueltos a mi alrededor. Siento un aliento caliente en mi oído y escucho a Fernando susurrar.
—Deja de pelear conmigo, Pau. Sólo quiero hablar contigo.
¿Dónde está Pedro Henry? Se suponía que íbamos a encontrarnos en la habitación pero no está aquí.
¿Fernando dice que quiere hablar? No lo creo. Hablar no implica ser metida en una habitación con una mano tapando tu boca. Mi don de temor está hablando en voz alta y me está advirtiendo que está aquí para mucho más.
Muerdo su mano e inmediatamente se sacude lejos de mi boca. Soy capaz de gritar brevemente antes de que me dé con el dorso de la mano, mis orejas pitan.
Me empuja hacia la cama y se sienta encima de mí mientras estira los brazos por encima de mi cabeza. Estoy ligeramente aturdida pero pasa rápidamente, o al menos creo que lo hace.
—Ohh —gimo cuando registro el dolor en un lado de mi rostro cuando me golpeó.
—Oh, infierno. Lo siento, Pau. No quise golpearte. —Él se cierne sobre mí mientras examina mi rostro—. Me temo que va a dejar una marca.
¿Qué tan fuerte me pegó que ya puede decir que va quedar un moretón?
—Me estás haciendo daño.
—Lo siento. —Se disculpa mientras libera mis brazos.
Alterno masajeando mis muñecas donde me estaba agarrando con fuerza y puedo decir que van a estar sensibles más tarde.
Sale de encima de mí para estar de espalda y pone sus palmas en su frente, mirando hacia el techo.
—Dios, lo siento. No planeé esto. Sólo quería hablar contigo.
Estoy tendida en la cama sin moverme mientras recuerdo la forma en que me inmovilizó contra mi auto en el estudio.
Ahora me golpeó después de forzar su camino hacia mi habitación. No lo había considerado una amenaza, pero ahora veo que debo hacerlo. No tengo ni idea de dónde está su cabeza o lo que es capaz de hacer.
Se sienta y mira fijamente al frente mientras habla.
—Pretendes que nosotros no significamos nada, como si nunca hubiera pasado. ¿Tienes alguna idea de lo mucho que me duele?
Se está volviendo todo claro ahora.
—Que vinieras aquí no fue nunca sobre grabar mi canción, ¿no? Fue para que encontraras una manera para tenerme.
Vacila brevemente antes de contestar.
—Eres una chica inteligente, Pau.
Puede olvidarlo. No tendría nada que ver con él, aunque Pedro Henry no estuviera en mi vida.
—Tienes que irte.
—No me iré hasta que te diga cómo me siento.
Levanto una mano y toco mi rostro. Me duele como el infierno.
—No tiene sentido.
—Te equivocas. —Se vuelve para mirarme—. Te quiero, Pau, y sé que podemos hacernos funcionar. Le dije a Bet que quiero el divorcio.
¿Por qué haría eso? Ni siquiera estamos en una relación.
—Espero que no lo hayas hecho por mí porque eso no cambia nada.
—Por supuesto que lo hice por ti —me grita. Cierra los ojos y toma un respiro antes de abrirlos y libera lentamente el aire de sus pulmones—. Podemos recuperar… todo lo que teníamos.
Está bajo la impresión equivocada si cree que tendría algo que ver con él.
—No, no podemos. Amo a alguien más.
Se retuerce de donde está sentado en la cama para enfrentarme.
—¡No puedo malditamente creer esto! Le dije a mi esposa que quería el divorcio para poder estar contigo, ¿y ahora me dices que amas a alguien más?
No me está culpando con esto. Es su propia culpa.
—No te dije que le pidieras el divorcio a tu esposa. Creo recordar patearte en las pelotas y decirte lo pésimo que eras acostándote.
Agarra mis hombros toscamente.
—Tiré mi matrimonio por ti.
Tengo miedo, pero no el suficiente como para mantener la boca cerrada.
—No actúes como si arruiné tu matrimonio. Lo tiraste sin ningún tipo de ayuda por mi parte. Ahora, creo que es tiempo bien pasado para ti así que sal como el infierno de aquí.
Me empuja bruscamente contra la cama. Me agarra las muñecas y las junta sobre mi cabeza.
—Vine aquí por ti y no me voy a ir hasta que te posea.
¿Hasta que me posea?
No registro inmediatamente lo que pretende hacer hasta que pone una de sus rodillas entre mis piernas y las fuerza a separarse.
Oh, Dios, no.
—¡No! ¡Por favor, no hagas esto!
Intenta besar mi boca, pero giro la cabeza y siento su áspero roce bajando con dureza por el lado de mi rostro y cuello.
—¡Por favor, para, Fernando!
—No seas tan dramática. No es como si nunca hubiéramos hecho esto antes. — Agarra mis dos muñecas en una de sus grandes manos y la libre desciende por mi cuerpo hasta que siento que tira hacia arriba de mi vestido. Me esfuerzo para cerrar las piernas, de sacudirlo, de darle una patada en las pelotas, cualquier cosa para hacer que se detenga, pero nada de lo que hago se iguala a su fuerza.
Estoy gritando lo más fuerte que mi voz me lo permite, pero para cuando alguien me escuche y llegue aquí, ya será demasiado tarde.
Oh, Dios mío. Me va hacer esto y no puedo detenerlo.
Mi conciencia me manda mucho más allá del pánico en toda regla. Mi respuesta de lucha-o-huida se activa mientras sacudo la cabeza hacia arriba del colchón tan duro como puedo para darle un cabezazo directamente en la cara. Me duele como el infierno, pero es suficiente un golpe para que me suelte y para que sea mi única oportunidad de escapar.
Salgo fuera de la cama, pero me coge el tobillo y me obliga ponerme boca bajo en el suelo sobre mi estómago. Mis brazos están atrapados debajo de mí por su peso acostado en mi espalda. Mi pecho se presiona contra el suelo con tanta fuerza que apenas puedo respirar.
Siento el rezumar caliente de lo que sé que es sangre corriendo por mi frente y se me mete en los ojos, cegándome. Parpadeo para aclarar mi visión así puedo ver para correr cuando llegue otra oportunidad, pero luego siento su mano subir la parte de atrás de mi vestido y dentro de mi ropa interior. Siento sus dedos ahí y le da a las bragas un rápido movimiento, tirándolas fuerte hacia abajo por mis
piernas.
Mi pecho se está apretando más fuerte y es más difícil respirar, hasta el punto de que no puedo inhalar suficiente aire para gritar más. Me siento mareada y veo manchas delante de los ojos a pesar de la sangre que me ciega.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario