miércoles, 22 de junio de 2016
CAPITULO 191
No dormí mucho anoche. Incluso después de que me dieron una pastilla para dormir, solo estuve sedada por intervalos.
No creo que Pedro Henry pegara un ojo en toda la noche, aunque repetidamente le pedí que intentara dormir un poco.
La enfermera le mostró cómo convertir la silla en una cama pero se niega, y cada vez que abro mis ojos o me muevo, se desliza al borde de su asiento y me pregunta si me encuentro bien. Es como un perro guardián cuidándome a mí y a nuestro bebé.
Me cepillo los dientes y Pedro Henry me ayuda a lavarme.
—¿Le dijiste a Margarita que me van a hacer un ultrasonido esta mañana?
Está parado junto a mi cama usando sus pantalones de dormir de algodón y una camiseta, frotando su cuello. Tiene el cabello enredado, aunque nunca durmió, y no podría verse más adorable.
—Sí. Si está bien para ti, quiere quedarse y ver.
Claro que está bien para mí.
—No me importa. Me encantaría que viera al bebé.
—Realmente estará muy feliz por eso. Nunca llegó a estar con Em cuando hicieron las de ella.
Casi tengo miedo de preguntar por mi mamá pero lo necesito.
—Nunca lo mencionaste, pero ¿hablaste con mi madre?
—Lo hice.
—¿Qué dijo?
Parece que está pensando en algo que decir.
—Le dije lo que estaba pasando y que íbamos a hacer todo lo posible para salvar al bebé.
—¿Qué dijo al respecto?
—Preguntó si estabas abortando involuntariamente y luego me dijo que quería hablar contigo porque tenía buenas noticias. Ella y tu padre se van a casar. —Parece que está enojado—. No creí que el momento fuera apropiado, así que le dije que estabas dormida y la llamarías después.
Preguntar por el aborto involuntario sin ninguna preocupación por mí o por el bebé y luego saltar directo a sus buenas noticias… duele. Pero así es mi madre. No entiendo la desconexión allí. Ni siquiera he puesto mis ojos en este bebé todavía y ya sé que pondré su felicidad por encima de la mía. Eso es lo que una verdadera madre hace.
Está esperando que pierda este bebé porque piensa que debería perseguir mi carrera en vez de una familia. Es un problema para mí y no estoy segura de si seguirá ocupando un lugar en mi vida si va a desear que mi hijo no exista.
—Probablemente no llamará para ver cómo andamos pero si lo hace, dile que la enfermera está conmigo y no puedo hablar. —No puedo lidiar con ella en este momento.
Margarita llega apenas unos instantes antes que la Dra. Sommersby llegue a la habitación para mi ultrasonido.
—¿Está bien si mi suegra se queda?
—Está bien para mí si está bien para ti.
Miro a Margarita y tiene una sonrisa enorme. Así es como una abuela debería estar, extasiada por ver a su nieto, no deseándole la muerte.
—Sí. Me gustaría mucho estar aquí.
El ultrasonido es el mismo que ayer —mucha medición y documentación— pero la Dra. Sommersby es lo bastante agradable para mostrarle a Margarita algunos fabulosos primeros planos del bebé. Está de acuerdo conmigo, que el bebé se parece a Pedro Henry, pero al final no hay cambios en las membranas, así que seguiremos haciendo lo que hicimos ayer.
Seguiré acostada con la cabeza abajo y mañana revisaremos las mejoras.
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