viernes, 17 de junio de 2016

CAPITULO 176






Llamo a la puerta una vez. Dos veces. Y una tercera vez.


—Pedro Henry. —Recuerdo la segunda tarjeta de acceso en mi bolso y la saco. Abro la puerta y empujo para abrirla—. ¿Pedro Henry? ¿Estás aquí?


Camino por la sala de estar de la suite, pero no puedo ver si está en la cama. Está escondido de mi vista detrás de una pared, pero veo una tanga de color rojo situada a los pies de la cama. Es la que dejé durante mi apresurada salida, lo que me recuerda que aún estoy sin bragas.


Camino por la puerta del dormitorio y Pedro Henry está profundamente dormido, una botella medio vacía de whisky en la cabecera. La recojo para darle un vistazo a la etiqueta negra: Jack Daniels.


—Esta es mi culpa, hombre de las cavernas.


Sostiene su licor bastante bien. Supongo que su resistencia por el alcohol puede ser acreditada a lo que hace para ganarse la vida. Un enólogo no puede ser un borracho fácil así que tal vez no está borracho. Hemos tenido un montón de discusiones cruciales después de que ha bebido demasiado. Me suelen gustar las respuestas que recibo de él porque son honestas.


Sacudo su brazo.


—Alfonso, despierta.


Abre los ojos lentamente.


—¿P?


—Volví.


Toma mi mano.


—Lamento lo que hice.


—No, soy yo la que lo lamenta. No debería haber hecho eso, pero ahora entiendo y nunca voy a hacerlo de nuevo.


Pasa las manos por su pelo, tirando de él.


—Soy un gran hijo de puta. Te mentí. Sé exactamente lo que pasó y te di una follada de castigo a causa de esto. Fui demasiado duro contigo y lo siento mucho. Oh Dios, podría haber dañado al bebé si estás embarazada. ¿Te sientes bien?


—Estoy bien.


Mira hacia las cortinas.


—¿Ya es de día? ¿Tomaste ya la prueba?


—No, todavía es de noche, pero la traje conmigo así puedo tomarla en la mañana. — Gracias a Dios tuve el buen sentido de volver por él.


Estira sus brazos hacia mí.


—Ven aquí. —Me subo a la cama con mi, un poco borracho, marido—. Te amo mucho, P, y no puedo soportar cuando hay discordia entre nosotros.


—Nunca, nunca haré esto otra vez.


Me atrae más cerca y besa mi frente.


—Es tarde y he bebido un montón, así que vamos a dormir antes de que diga alguna tontería.


Es sólo cuestión de un minuto o así antes de que Pedro Henry esté dando ronquidos de borracho. Perfecto. Tengo que oírlo toda la noche. Pero admito que prefiero oírlo que extrañarlo.


Me levanto de la cama y me quito la chaqueta y la falda. Ya estoy libre de bragas, así que lanzo el sujetador a juego al suelo. Debería haber traído algo para dormir, pero no lo hice, así que estoy completamente desnuda cuando me meto en la cama junto a mi marido dormido. Rueda hacia mí y enrolla su brazo y su pierna a través de mi cuerpo. Está desnudo a excepción de sus bóxers, su elección de ropa interior desde que empezamos a buscar un bebé. Creo que leí en alguna parte que los bóxers aumentan el conteo de espermatozoides.


Me acuesto debajo de él completamente despierta mientras continúa roncando, en mi oído. No estoy borracha pero me gustaría estarlo —o al menos con sueño— porque la
alternativa es que estoy caliente. Quiero sexo de reconciliación, pero supongo que eso es probablemente imposible ya que mi marido bebió un chingo de whisky.


Suspiro, mirando hacia la oscuridad, y luego cierro los ojos. 


Tal vez el sueño me reclamará si me acuesto inmóvil.


Pedro Henry se revuelve y su mano se mueve para acunar mi pecho. No facilita las cosas en absoluto.


Probablemente debería sentirme avergonzada por lo que voy a hacer, pero no lo hago.


¿Qué hombre estaría enfadado por ser despertado por sexo? No puedo nombrar uno.


—Alfonso. —No se mueve, así que sacudo su brazo—. Alfonso.


—Hmm. —Es un gemido, pero no del tipo sexy—. ¿Qué quieres, amor? —Sus palabras se arrastran.


Decido que las palabras no son las únicas herramientas de persuasión que poseo, así que deslizo mi mano por sus bóxers. Maldita sea. Está totalmente inerte, un estado que no he sabido en que esté demasiado a menudo. El hombre raya en tener una perpetua erección por lo que esto puede no funcionar en absoluto. Todavía está medio tumbado sobre mí así que envuelvo mi pierna libre a su alrededor.


—Realmente quiero que me folles.


—Estoy dispuesto. —Tira hasta una posición sentada y siento su polla agitarse—. ¿Me dijiste que te follara o lo soñé?


—No lo soñaste. Quiero tener sexo de reconciliación. Lo necesito para sentirme bien acerca de nosotros.


—Estamos bien, pero estoy más que feliz de hacer las paces contigo si puedo. He bebido un montón por lo que puede que no sea mi mejor trabajo. Probablemente tendrás que estar encima.


Creo que no me importa lo bueno que sea, o si me vengo. 


Realmente sólo necesito sentir la intimidad que sólo ese tipo de cercanía traerá.


Está duro para mí, así que pongo a horcajadas sobre él. 


Pone sus manos en mis caderas y gime cuando me hundo en él.


—Te sientes tan bien, nena. —Y se siente así, pero ya sé que no me voy a venir. Pedro Henry está demasiado incapacitado para hacer las cosas necesarias para llevarme allí, pero todavía quiero esto. Lo necesito.


Pedro Henry apenas llega antes de dormirse de nuevo, pero todavía estoy satisfecha.


Peleamos.


Nos perdonamos.


Follamos.


Es lo nuestro, así que sé que todo está bien.



No hay comentarios:

Publicar un comentario