jueves, 16 de junio de 2016
CAPITULO 173
Soy el único que no tenía un regalo para Paula en casa de mis padres en la noche del viernes, pero ella entendía ya que no era su cumpleaños real. Sin embargo, hoy lo es. Va a ir a la ciudad para almorzar con Aldana y no podía funcionar mejor para mí ya que estaré recogiendo su regalo y conduciendo a casa. Quiero su nuevo Cayenne aquí, pero escondido, cuando regrese de su día en Wagga Wagga.
Viene a la oficina para decir adiós.
—Ooh, no he visto al Sr. Guapo en traje por un tiempo.
Tiene razón. No he usado un traje de negocios en bastante tiempo.
—¿Te gusta?
—Oh, sí. Me recuerda a la forma en que te veías cuando nos conocimos. Sigues siendo más caliente que el trasero del diablo.
—Tengo una reunión de negocios en la ciudad con un nuevo cliente. Tiene doscientas tiendas. No es enorme, pero este chico ha establecido este tipo de empresas en una ridícula
pequeña cantidad de tiempo, así que esperaría que se duplique en un año. Creo que va a ser grande. —No estoy obsesionado con el trabajo como mi papá lo estaba pero estaré muy muy feliz de obtener esta cuenta.
—Esa es una gran noticia.
En cierto modo necesito saber cuál es su plan para el día.
—¿Hasta cuándo estarán fuera tú y Aldana?
—No estoy segura. Almorzaremos en Alfredo y espero poder convencerla de hacer algunas compras. Realmente necesita un energizante. Ocultar el embarazo de Zac está haciéndola
adelgazar. —Así es como Paula toma su día especial y lo convierte en una manera de animar a su amiga. A veces me enojo con ella por siempre poner a otros antes de sí misma,
pero es su forma de ser.
Aldana merece estar cansada. No es poca cosa, lo que está haciendo. Ese bebé es de Zac también y merece saber que existe.
—Tal vez eso debería ser una señal de que no debería estar haciendo esto.
—No hay discusión allí. Sabes que la estoy apoyando a ella, no a su decisión, ¿cierto?
—Lo sé. Supongo que pensé que había entrado en razón luego de uno o dos días.
—Había esperado eso también, pero Aldana es obstinada una vez que toma una decisión acerca de algo.
El burro hablando de orejas.
—Suena como alguien que conozco. Tal vez deberías llevarla a comprar un vibrador para quitar todo esto de su mente.
—Pensaba lo mismo.
¿Habla en serio?
—Bromeaba, P.
—Yo no. Creo que le levantaría el ánimo.
Esto podría funcionar bien para mí si Paula comprara algo divertido para nosotros.
—Bueno, si lo haces, no quiero que vengas a casa con uno de esos que agradan la vagina en presentación de mono de circo.
—¿Un vibrador de mono de circo? —Se ríe—. ¿En serio, Alfonso?
—Los tienen en presentación de conejos y delfines. ¿Por qué no habrían de hacer un mono?
—Está bien. Nada en la forma de un animal o cualquier cosa que penetre.
Bien. Lo recuerda.
—¿Por qué?
—Nada va dentro de mí, excepto tú. Lo tengo. —Lo dice como un niño recitando una regla a su maestra.
Ruedo mi silla de la oficina hacia ella y a tientas acerco la mano a su culo bajo el ligero vestido de mezclilla. La pongo entre mis piernas, mi cara a nivel de su estómago. La beso
sobre su ropa. Está usando sus botas. No la he visto en ellas hace un tiempo. Me pregunto si puedo convencerla de que las use esta noche.
—Mmm… ahora estoy un poco emocionado por lo que podrías traer a casa para probarlo.
—¿Alguna solicitud?
—Mmm… elige algo aventurado.
Se ríe —muy parecido a una niña en lugar de la mujer madura que es— y eso me hace sonreír. Se ve tan inocente cuando se ríe de esa manera, especialmente mientras lleva este pequeño conjunto de campesina. Pero la conozco mejor. Hay muy poco que esta dulce niña disfrute más que una buena y dura follada.
—Aventurado. Puedo hacer eso
Se inclina y me besa en la boca. Es breve, sólo un dulce adiós sin intenciones de hacer que mi polla se levante.
—No olvides que tenemos reservas para la cena a las siete y media.
—Nunca me dijiste dónde me llevarías.
—Aún no lo haré. —Quiero ver la sorpresa en su cara cuando volvamos a Ash y nos sentemos en la misma mesa donde le propuse hace catorce meses. Me gustaría poder
haberla llevado allí para el aniversario de un año, pero no fue posible, teniendo en cuenta que estábamos en Avalon convirtiéndonos en marido y mujer. Nuestras vidas han sido un poco locas desde entonces así que esta ha sido mi primera oportunidad de llevarla otra vez allí.
—Me aseguraré de volver a tiempo. ¿Debería vestirse casualmente?
—Tengo algo en mente para que uses así que lo tendré preparado para ti.
—Que elijas mi ropa es un poco raro.
—No es algo raro. —Está bien. Es extraño, pero hay una razón. La quiero en el vestido que llevaba esa noche: el vestido floral con un solo hombro. Espero ser capaz de encontrarlo—. Es algo que no he visto que lleves en un tiempo y me gusta la forma en que te ves en él.
—Ahora me tienes preguntándome si eres un travesti. ¿Voy a llegar y encontrarte usando mis bragas de encaje un día?
—Elegiré ropa para que la uses tú, P, no yo.
—Está bien. Me tengo que ir. Gracias por dejarme conducir la bala.
Llama así a mi Sunset ya que es tan rápido. Dice que se aleja de él porque es de conducción suave.
—Por favor, ten cuidado. Y no aceleres.
Estoy de pie junto a la ventana y la veo desaparecer por el camino antes de llamar a Daniel.
—Se ha ido. Estaré listo para salir en quince minutos.
Estoy terminando algunos detalles de último momento en un nuevo orden cuando Bianca entra en mi oficina, sin llamar. Ha cambiado su falda corta por pantalones cortos color caqui y camisa de vestir de corte bajo por una delgada camiseta apretada blanca con un escote en V profundo. Me alegro de que P no esté aquí para verlo porque no le gustaría en
absoluto. De hecho, me pone un poco incómodo después de las cosas que trajo a mi atención el día que conoció a Bianca. A la luz de esto, creo que es mejor terminar el
papeleo más tarde.
—Voy a ir a la ciudad por un rato, pero estoy esperando una entrega y realmente me gustaría si pudieras ocuparte de ella por mí.
Pone su mano en mi hombro.
—Cualquier cosa por ti. —Me inclino lejos de su toque para buscar en mi cajón nada en particular. Realmente espero que ella no vaya a ser un problema, pero mi instinto me dice
lo contrario. Un movimiento en falso y se va de aquí. Eso es lo que dijo P. Definitivamente preveo que sea un problema, pero mi relación comercial con Brees no significa nada si esta chica causa un problema para P y para mí.
Por favor, Bianca. Sin movimientos equivocados. Nos arruinará a ambos.
Me levanto de mi silla y me muevo alrededor de mi escritorio en dirección opuesta a ella mientras me dirijo hacia la puerta.
—Tengo una reunión de negocios y tengo que recoger algo, así que estaré fuera hasta esta tarde. —El nuevo Porsche todoterreno de P tuvo que ser comprado en un concesionario
en Sydney y ser llevado a Wagga Wagga, por lo que está esperando en el estacionamiento en el hotel donde mi reunión de negocios se llevará a cabo. No podría haber salido mejor.
Me encuentro con Harold en camino al encuentro de Daniel.
—Me alegro de haberte encontrado. Tengo una sola bolsa de un nuevo producto de deficiencia de potasio llegando hoy. Bianca va estará esperándolo y te lo traerá. Pensé que
podríamos probarlo en esa área en la esquina suroeste y ver si hace un trabajo mejor que el viejo producto.
—Claro que sí, jefe.
Cuando termino con mi nuevo cliente, entro en el garaje a buscar el elegante todoterreno negro de P. Es fuerte, incluso si se trata de un vehículo familiar. Podría haber buscado algo
más llamativo pero ha decidido convertirse en una madre, así que este encaja. Es elegante sin parecer que un hombre musculoso debe conducirlo. Espero que no se sienta
decepcionada de que no le comprara un auto deportivo.
Estoy seguro de que entenderá que no era una buena opción.
No está ovulando así que esta noche no es sobre intentarlo.
Es sobre nosotros divirtiéndonos y chico, puedo conseguir algo travieso en la tienda para ella. Le dije que comprara algo aventurado, pero la verdad es que ya lo tengo. No puedo esperar a verla en la ropa interior sexy que compré o probar algunos de nuestros nuevos juguetes. Tengo que
ajustarme dentro de mis pantalones. Me estoy poniendo duro al pensar en ello.
Mi reunión duró más de lo esperado, así que llego un poco más tarde de lo que quisiera cuando vuelvo a Avalon. Harold me llama en el camino de acceso desde el borde del
viñedo, y sé que algo pasa.
—¿Me dijiste que Bianca traería el potasio hoy?
—Sí.
Niega con la cabeza.
—Nunca trajo nada para mí.
—¿Le preguntaste al respecto?
Se encoge de hombros.
—No la he visto para preguntarle.
Hmm… eso no es correcto. Le dije que aceptara el paquete y se ocupara de él y estuvo de acuerdo.
—No sé lo que pasó con ella, pero no te preocupes. Tendremos que salir mañana.
Harold da un paso atrás para admirar el vehículo nuevo de P y silba.
—Es una buena máquina, Sr. Alfonso.
—Es regalo de cumpleaños de Paula. ¿Crees que estará feliz?
—No lo dudo ni por un segundo.
Tiro del Cayenne a un lugar donde P no lo verá cuando llegue a casa. Voy a vendarle los ojos cuando la traiga a verlo, de la misma manera que hice con la casa en Maui. Y lo voy a hacer de nuevo más tarde esta noche como parte de la diversión que he planeado.
Entro en la casa y compruebo el lugar donde la Sra. Porcelli deja mi correo. ¡Mierda! No vino. Se supone que hoy es la fecha probable de entrega, así que saco mi teléfono para
rastrearlo. Hmm… dice que fue entregado. Me relajo, asumiendo que la Sra. Porcelli lo colocó en un lugar diferente, pero tengo que encontrarlo antes de que P llegue a casa.
Dejo la cocina y salgo a mi oficina para ver si su regalo llegó a mi correo de empresa por accidente. Encuentro un paquete sobre la mesa, pero es el potasio, retomando mis
pensamientos a Bianca y por qué no habría llevado esto a Harold como le pedí.
“Crash Into Me” comienza a sonar en mi teléfono. Todavía es el tono de Paula más de un año después. La canción todavía me hace pensar en ella en ese escenario cada vez que la escucho.
—Hola, amor.
—Hola. Llamaba, por si acaso, para hacerte saber que estoy de regreso un poco más temprano.
—¿Sólo en caso de qué? —pregunto.
—No lo sé. Es mi cumpleaños y estás siendo todo reservado esta noche, así que no quiero entrar y arruinar todo lo que pudieras haber planeado.
—Estás a salvo. Ya me he encargado de todo. —Salvo encontrar ese paquete de traviesas golosinas.
—Muy bien, Sr. Organizado. Te veo en quince.
Quince minutos no me da tiempo para encontrar ese paquete, así que decido llamar a la Sra. Porcelli. No tiene idea de lo que estoy hablando así que compruebo la puerta
principal. Y la parte de atrás. Nada. Joder, tengo muchas ganas de que P baile para mí en ese traje esta noche dado sus días de baile son limitados. Una vez que esté embarazada, no habrá más de eso por un tiempo.
Todavía no he encontrado la traviesa sorpresa de P y ella estará aquí en cualquier momento, así que me doy por vencido y decido buscar su vestido floral de un solo hombro
en su lugar. Espero tener mejor suerte en encontrar eso.
Entro en nuestro dormitorio y me quedo sin movimiento, la sangre drenándose de mi cara.
¿Qué coños está pasando aquí?
Bianca está tendida sobre la cama vestida con el nuevo traje rojo metálico de P y tiene todos nuestros nuevos juguetes sexuales esparcidos a su alrededor.
—Eres un chico muy malo, Pedro Alfonso.
¡Mierda! Obtuvo el paquete de P y pensó que era el que tenía la intención de que recibiera.
—Me temo que ha habido un terrible malentendido.
Mueve las rodillas y hace gestos para que vaya hacia ella. La parte superior apenas cubre sus pechos así que miro rápidamente al suelo.
—Lo entiendo, Pedro. Tenías miedo de acercarte a mí, así que hiciste que me enviaran estas cosas. Bueno, entendí el mensaje y acepto tu invitación.
Estoy caminando por la habitación en busca de su ropa.
—Se suponía que abrieras el paquete con potasio, no este.
Estas cosas no son para ti.
—¿Qué? —Suena terriblemente confundida.
¡Mierda! P nos va a matar a los dos si entra y ve esto.
—Mi esposa viene a casa. Tienes que ponerte la ropa y salir como el infierno de aquí.
Oigo un sonido así que me detengo a escuchar. Demasiado tarde. Oigo a P entrar en la casa.
—Oh, diablos. Está en casa. Ponte tu maldita ropa mientras trato de explicar esta mierda.
Por supuesto, ella se dirige directamente a nuestra habitación porque necesita estar lista
para nuestra cena reservada, así que trato de ir a su encuentro antes de que pueda ver a Bianca en su atuendo.
—Oye, tú. ¿Cómo fue…
La interrumpo.
—Detente, nena. No vayas allí.
Se ríe.
—¿Qué haces? ¿Una especie de sorpresa de cumpleaños?
Por supuesto que no sospecha que haya una mujer casi desnuda en nuestro dormitorio.
Confía en mí, pero trago saliva mientras me preparo para contarle lo que ha pasado. No hay una manera de presentar esto sin que parezca tan atroz, así que básicamente estoy
jodido. Muchas gracias, Bianca.
—P, escúchame antes de enloquecer totalmente.
—¿Me estás asustando. ¿Qué ha pasado? —Miro hacia la puerta del dormitorio, temiendo, aún con esperanza, que una Bianca completamente vestida aparecerá en cualquier
momento. Realmente no quiero a P entrando y viéndola sin la ropa puesta—. ¿Por qué estás actuando tan raro? ¿Y por qué estás mirando la puerta?
—Ha habido un malentendido.
Sabe que algo ha ido mal —lo veo todo en su cara— mientras me empuja para ir al dormitorio.
—Bueno, no vamos a hacer dos.
Entro detrás de ella y se ve jodidamente malo para mí porque Bianca está en topless y tirando de sus pantalones cortos.
Paula mira boquiabierta mientras se detiene en la puerta, estoy seguro que no puede creer lo que ve.
—¿Qué diablos? —grita antes de ir directo contra Bianca y golpearla. Voy tras ella, pero la golpea una segunda y tercera vez en la cara con el puño antes de que sea capaz de contenerla.
Agarro sus brazos detrás de su espalda y usa mi agarre sobre ella como una oportunidad para levantar las piernas y patear a Bianca en el culo con sus botas.
Nunca he visto a Paula así —está totalmente enojada— y estoy sorprendido de lo robusta que es para su pequeño tamaño.
—Tienes que salir de aquí.
La nariz de Bianca está sangrando y la sangre mancha la parte delantera de su camiseta blanca mientras la mete sobre su cabeza.
—Sé que estás enojada, pero por favor no pienses que Pedro tuvo alguna parte en esto. Todo fue un malentendido por mi parte y estoy totalmente arrepentida. Y avergonzada. Esto no volverá a suceder.
Paula no se inmuta con la promesa de Bianca.
—Lo dices como si creyeras que habría una oportunidad. Esto no es béisbol, cariño. No consigues tres avisos antes de que estés fuera.
—¿Qué? Pero necesito esta pasantía para graduarme a tiempo —dice ella.
—Bueno, eso apesta para ti ya que no estarás de regreso —le dice P.
—Pedro, tengo que tener esto —declara.
No le doy tiempo para discutir.
—Tendrás que encontrar otro lugar de prácticas porque no puedes volver aquí nunca más.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario