lunes, 13 de junio de 2016

CAPITULO 167





Nueve minutos parece mucho más tiempo cuando tu caliente marido tiene su cabeza entre tus rodillas mirando tus cosas como si estuviera muerto de hambre y tú fueras un buffet.


Pasó todo el tiempo burlándose de mí, usando su sucia boca para decirme lo que iba a hacer tan pronto como se lo permitiera.


Y estoy tan excitada.


Está describiendo cómo va a lamerme y no puedo esperar más.


—Se acabó el tiempo.


—Hmm… no lo creo. Creo que al menos quedan dos minutos más. —Genial, quiere burlarse aún más.


Levanto el brazo y agarro la parte posterior de su cuello, tirando de él hacia abajo, así estamos frente a frente.


—Tú boca. En mí. Ahora.


Está divertido, como lo demuestra su sonrisa.


—Ahora yo soy el que tiene algo para ti… y para esa bien empapada debajo de tu cintura.


Oh, mierda. Voy a morir si no pone pronto su boca sobre mí. 


O me toca. Algo. Cualquier cosa.


Balanceo mis caderas sobre la almohada porque estoy inquieta y necesitada. Es insoportable y él podría ponerle fin a esta situación, si sólo lo hiciera.


—Por favor, no me provoques porque no creo que pueda soportarlo


Pone su dedo sobre mi pubis y presiona contra el hueso. Levanto mis caderas, con la esperanza de forzarlo a que baje, pero se resiste a mi coacción.


—¿Quieres decir que no te provoque de la manera en que fui provocado justo en este momento mientras me veía obligado a mirar esto? —Mira hacia abajo y arrastra su dedo a través de mi centro. Gimo y me muerdo el labio inferior mientras me muevo sobre la almohada—. Estás tan mojada. —Acaricia uno de los labios y después el otro—. ¿Sabías que toda esta área se llena de sangre cuando estás excitada? La acción es muy parecida a una erección. —Me acaricia un par de veces más antes de detenerse—. Es magnífico observar los cambios físicos que ocurren a medida que te excitas más. Tu respiración incrementa y adquieres un color rojo sobre tu pecho. Nunca me había sentado y observado a tu cuerpo cambiar así. Es hermoso.


¿Hermoso? ¿Estoy a punto de entrar en combustión y me está diciendo que es bonito?


—Tócame. Lámeme. Fóllame. No importa cuál. Es tu elección, pero haz algo. Por favor. — Desesperación. Eso es lo que escucho en mi voz.


Soy la marioneta de este hombre y no es la primera vez. 


Tampoco será la última.


Todavía estoy sobre mi espalda con una almohada debajo de mis caderas. No por mucho tiempo. La saca de debajo de mí y la tira hacia un lado.


—Tocarte, lamerte o follarte. Mi elección, ¿eh?


—Sí.


—Creo que haré las tres cosas. —Me da la vuelta sobre mi estómago y hago un sonido agudo e inesperado cuando aterrizo sobre el colchón. A Pedro Henry le resulta divertido;
puedo oírlo reír detrás de mí. Entonces él está en mi oído y su voz es entrecortada—. Te va a gustar esto.


Su promesa envía una excitación a través de mí y se concentra en mi núcleo.


—Sea lo que sea que vayas a hacer, me gustaría que te dieras prisa y que lo hicieras ya.


—Nada de satisfacción instantánea para ti, Sra. Alfonso. Lo que viene rápido también se va demasiado rápido. Quiero que disfrutes de la anticipación. —Desliza su mano alrededor de mi estómago y la baja hasta el punto entre mis piernas—. Este soy yo tocándote. —Ahueca su mano sobre mí y la mueve de arriba hacia abajo—. Y este soy yo lamiéndote. —Su lengua comienza en la base de mi espalda baja y se arrastra lentamente por mi columna vertebral. Llega a la mitad del camino cuando mi cuerpo se arquea sin control, elevándome de la cama, arqueándome en respuesta a la sensación. Es entonces cuando lo siento entrar por detrás. —Y este soy yo follándote. Las tres al mismo tiempo.


Su peso presiona mi pecho en el colchón. Aprieto el edredón y lo acerco a mi boca para morderlo, así puedo sofocar mi grito. Todas esas sensaciones —tocar, lamer, follar— son demasiado para soportarlas al mismo tiempo. Cada embestida me obliga a gemir, sonando más como un gruñido animal, de mi boca.


Hace algo nuevo cuando baja su palma y golpea mi trasero. 


No demasiado fuerte para que duela, pero salto porque no lo esperaba. Y entonces aprieta mi nalga. Fuerte. No es algo
que me haya hecho antes.


¿Cómo puede trabajar la parte delantera y la parte trasera de esta manera, al mismo tiempo? Sólo hay una respuesta. 


Talento.


Su boca deja mi espalda y está al lado de mi oreja. La toma en su boca y la succiona fuerte.


Estoy segura de que va a dejar un chupetón en el lóbulo de mi oreja.


—Estoy tan cerca, P, pero quiero que te vengas primero.


Y como si tuviera el poder de controlar a mi cuerpo, me vengo. A lo grande. Agarro en un puño el borde del colchón y grito:
—¡Ohhh! —Cada una de sus últimas embestidas me impulsa a través de la cama y estoy agradecida de sostenerme de algo, así no soy enviada de cara al piso.


Dios, le gusta rudo a veces. Es algo bueno que a mí también.


Se relaja y afloja su cuerpo para tenderse sobre mi espalda, besando mis hombros. Es tan tierno y delicado, un gran cambio del hombre enérgico hundiéndose dentro de mi cuerpo hace tan solo un momento.


—Veo que el Sr. Hyde ha vuelto a ser el Dr. Jekylll.


Siento que presiona su rostro sobre mi espalda.


—¿No te gusta el Sr. Hyde? —Frota sus manos sobre mis brazos.


—Por supuesto que me gusta. Mucho.


Le da a mi hombro un último beso antes de salir de mí y rodar hacia la cama. Se acuesta a mi lado, y no me muevo cuando él suavemente arrastra sus uñas arriba y abajo de mi
espalda.


—Es malditamente ridículo lo mucho que me excitas. Es como si tuvieras este loco poder sobre mí y a veces siento que toma el control. —Acaricia mi espalda baja en movimientos circulares—. Sabes que me gustaría que me dijeras si alguna vez hago algo que no te gusta, ¿verdad?


¿Está hablando sobre golpear y apretar mi culo?


—Lo sé, pero no te preocupes, amo todo lo que me haces. Especialmente esta nueva sensación triple: tocar, lamer, follar. Espero que pronto lo hagas de nuevo.


Baja sus dedos hasta mis nalgas y los arrastra de arriba hacia abajo, deslizándolos de vez en cuando sobre mi raja, pero nunca lo suficientemente cerca para tocar el sitio que permanece inexplorado.


Me pregunto si está haciendo eso porque está jugando con la idea de intentarlo. Creo que suponía que el sexo anal era algo que ninguno de nosotros había experimentado, pero la
verdad es que no tengo idea de lo que él ha hecho con otras mujeres. Francamente, no estoy segura de querer saberlo, pero la pregunta me carcome y tengo miedo lo siga haciendo si no lo averiguo. Su posición favorita es desde atrás. ¿Eso quiere decir que realmente quiere hacerlo por el otro lado pero no me lo pregunta?


—¿Crees que sería un error hablar de los encuentros sexuales que hemos tenido con otras personas?


Su mano se queda inmóvil.


—No quiero saber nada sobre ti y Fernando. Estoy feliz con pretender que toda la cosa nunca sucedió.


Le he dicho que Fernando nunca me hizo venirme. Pedro Henry es el único hombre que alguna vez me ha hecho eso, así que sabe que el sexo con Fernando no era bueno. Estoy segura de que eso lo lleva a pensar que nosotros no exploramos mucho, y tiene razón. El sexo con Fernando siempre era con la posición del misionero y siempre terminaba con él corriéndose lo más pronto posible. Fin de la historia.


—¿Y si yo quisiera saber de las cosas que hiciste con otras mujeres antes de mí?


Suspira.


—Diría que nada bueno puede surgir de hablar de ello. —Comienza a acariciar mi espalda de nuevo—. Tú eres mi esposa. Nada antes de ti importa. Nada..


Pero lo hace porque importa para mí. Quiero saber si ha follado a otra mujer por el culo.


Más importante aún, necesito saber si le gustó, así que voy por ello. Estoy empujando todas mis fichas hacia el centro de la mesa. Nada de cruzarse de brazos para mí.


—¿Tuviste sexo anal con las otras?


Su mano se queda inmóvil de nuevo.


—¿Qué esperas obtener al hablar sobre cosas que pasaron antes de que te conociera?


Mierda. Eso es un sí. Ahora desearía no haber preguntado.


Dejo caer mi cara sobre la cama, pero la volteo lejos de Pedro Henry. No quiero que vea lo molesta que estoy.


—Sólo quería saber que yo era la única que cumple tus deseos más profundos, y no alguien más que vino antes de mí.


—P Ese no es mi deseo más profundo.


—Pero, ¿te gustaba hacerlo?


—No dije que lo hubiera hecho con alguna de las otras. No lo he hecho. —Su mano regresa a su anterior movimiento—. Creo que todos los hombres piensan en eso. Sé que lo hago cuando te estoy dando por detrás, pero no es algo que tú hayas hecho antes. Me imagino que me dirás si alguna vez quieres intentarlo y podríamos experimentarlo, si eso es lo que quieres. Si nunca quieres hacerlo, está bien.


El acto parece tan anormal y tan poco romántico para mí.


—Me da miedo.


—Entonces no lo haremos. No es la gran cosa.


—Estoy segura de que es algo que Aldana ha hecho. Puedo pedirle que me cuente sobre ello. —Levanto la cabeza y veo sobre mi hombro—. Me gustaría intentarlo si eso es lo que quieres.


—Mis colegas hablan de eso todo el tiempo, pero esto es lo que sé. Follarte por el culo no nos conseguirá un bebé. —Besa mi hombro—. Quiero a todos mis nadadores en el lugar correcto.


Demonios.


Levanto la cabeza y me giro así puedo mirarlo. Casi estoy conmocionada por sus palabras.


Casi. Acaba de usar la frase follarte por el culo y la palabra bebé en la misma oración.


Estoy bastante segura de que esa combinación es simplemente equivocada, pero ese es mi hombre de las cavernas. Sin filtros. Y lo amo por eso.


—Si toda esta cosa de la concepción funciona esta noche, entonces tendremos un bebé para antes de Navidad. —Y antes de nuestro primer aniversario. Eso es un poco aterrador.


—Si quedas embarazada esta noche, ¿cuándo llegaría el bebé?


—Creo que estaría previsto que naciera el primero de octubre. —Me mira sonriendo y se encoge de hombros—. ¿Qué? Lo busqué en Google.


1 comentario: