martes, 7 de junio de 2016

CAPITULO 147





Nuestra mañana en el spa fue muy relajante. Tendré que recordar darle a Pedro Henry un agradecimiento especial por eso esta noche.


Estoy sentada en un taburete en mitad del piso del baño y Aldana me está aplicando el maquillaje. Ella es fantástica en eso y podría haber sido un artista de maquillaje si hubiese querido serlo. Está trabajando en mi rubor cuando una sonrisa viene a mis labios. Estoy pensando en esta noche, y eso me recuerda la lencería que he elegido. A él va a encantarle. Es ardiente e inocente al mismo tiempo —justo de la forma en que le gusto— y no puedo esperar a ver su reacción.


—¿Por qué estás sonriendo como el gato que se comió al canario?


—No quieres saberlo.


—Estás pensando en esta noche.


—¿Soy tan transparente?


—Sí. 


¿Crees que va a sentirse diferente porque él es mi esposo? No es que no hayamos tenido relaciones sexuales en casi cada forma imaginable.


—No soy la indicada para preguntarle, cariño. Deberías preguntarle a Emma.


Como si fuera una señal, Em entra en el baño.


—¿Preguntarme qué?


Me siento tonta preguntándole a alguien sobre sexo en la noche de bodas.


—Tengo curiosidad por algo. No es ningún secreto que mi cama marital no será una virginal. ¿Puedo esperar que ésta noche se sienta diferente con Pedro Henry como mi esposo?


Ella levanta las cejas ante mi pregunta.


—¿Estás sugiriendo que no era virgen cuando me casé con Ernesto?


Siento el calor en mis mejillas.


—Oh, Dios. Lo siento, Em. Ni siquiera pensé en eso.


—Estoy bromeando, Paula. Había estado con Ernesto en todas las formas posibles para el momento en que nos casamos. Creo que es un asunto Alfonso —dice riendo—. Es diferente pero obviamente no de una manera física. Es emocionalmente diferente... realmente no tengo palabras para explicarlo. Creo que es algo que tienes que experimentar por ti misma para entenderlo.


—Creo que estoy más nerviosa por el sexo de lo que lo estoy por la boda. Quiero que esta noche sea diferente y especial, pero tengo miedo de que no lo sea porque hemos... probado el néctar tan a menudo.


—No sé cómo es una luna de miel virginal por lo que no puedo comparar las dos, pero no creo que ninguno de ustedes estará decepcionado. No dejes que eso te preocupe.


Margarita aparece en la puerta y ligeramente golpea contra la puerta abierta.


—¿Puedo molestarlas por un momento?


—Por supuesto.


—No quería decir nada esta mañana hasta que estuviese un cien por ciento segura, pero tengo una sorpresa para ti. —Ella está sonriendo mientras se hace a un lado.


Detrás de Margarita están parados mi mamá y mi papá. Y Nana y Pa también.


Estoy fuera de mi asiento y en los brazos de mi mamá al instante. Por mucho que ella se haya equivocado, lo olvido todo en ese momento porque es mi madre y siempre la amaré.


—No puedo creer que estés aquí. Gracias por venir. —Miro a mi papá y a mis abuelos—. Y ustedes también. Estoy sorprendida. No me esperaba esto en absoluto.


—Margarita me llamó la semana pasada. Dijo algunas cosas que me hicieron entrar en razón, y me di cuenta que no había manera de que pudiera perderme el estar aquí para ti. Me odiaría a mí misma si elegía perderme la boda de mi única hija.


Articulo un “gracias” a Margarita sobre el hombro de mi madre y paso unos minutos poniéndome al día con mi familia antes de que Aldana los eche para que podamos terminar mi cabello y mi maquillaje. Cuando termina, no hay duda en mi mente de que nunca me he visto mejor.


—Aldana, eres increíble.


—Ayuda cuando comienzas con un hermoso lienzo.


—Gracias.


—Y el toque final —dice mientras asegura la pieza floral color champán en la parte de atrás de mi cabello. Está metida y clavada en un moño perfectamente romántico, justo por encima de mi cuello—. Me alegro de que no vayas con algún velo de aspecto ridículo colgando hasta tus pies.


—No importaba si se trataba de una boda en una iglesia o una viña... eso no iba a suceder.


Ella me da un espejo para que pueda ver como se ve la parte de atrás de mi cabello con el adorno floral.


—Lo elegiste es perfecto. ¿Estás preparada para ponerte tu vestido? El fotógrafo está esperando y no querrás andar a la carrera para terminar tus retratos de novia antes de la ceremonia.


—Tan lista como alguna vez lo estaré.


—¿Quieres que tu mamá y Margarita estén aquí para ayudar?


No se sentiría bien si no lo hicieran.


—Sí, eso quiero.


Después de que Aldana las trae de nuevo, estoy en mi bata junto a la cama mientras ellas trabajan en retirar el vestido del portatrajes. Mi madre suspira cuando lo ve.


—Oh, Pau. Es hermoso.


Es el vestido de novia más bello que he visto en mi vida. El perfecto tono intermedio de encaje color vainilla cremoso sobre charmeuse color champán... algo que nunca imaginé elegir. Siempre pensé que el encaje era algo anticuado, pero no en este caso. Es un moderno vestido sin mangas estilo trompeta con un romántico y profundo escote en V. Mi parte favorita, y probablemente la razón por la que lo elegí, es la gruesa cinta color champán alrededor de la cintura adornada con un ornamento floral que coincide con el de mi cabello.


Entro en mi vestido y Aldana lo hala hacia arriba. Inhalo para que ella pueda cerrar la cremallera porque es un poco apretado en la cintura.


—Cariño, tu modista no te hizo el corte con nada de holgura aquí.


Trabajo para situar mi escote.


—No, no lo hizo. Le dije que quería que me quedara ajustado y lo hizo exactamente como le dije, así que no puedo quejarme. —Es incluso un poco más apretado en el pecho de lo que pensé que sería. 


Pedro va a ser un gran fan de la demostración de pechos que tienes aquí. Se ven geniales.


—Sólo espero arreglármelas para que no se me salga uno -o ambos- durante la recepción cuando bailemos.


Ella llega y los hace saltar.


—Nah, estás bien. Estos cachorros no van a ninguna parte.


Doy una vuelta alrededor y miro a mi mamá y a Margarita.


—¿Qué opinan?


Margarita, siendo la correcta persona que es, permite que mi madre hable primero.


—Estás preciosa, nena. Nunca dudes de lo orgullosa que estoy de ti o de tus decisiones. Pedro es un caballero y tiene suerte de estar haciéndote su esposa.


—Eres una hermosa novia. Julia siempre será tu mamá, pero yo no podría estar más emocionada de ser tu otra madre. Eres una de los míos a partir de este día. Hoy te conviertes en Paula Alfonso, la esposa de mi hijo y la madre de mis futuros nietos. —Margarita pone sus brazos alrededor de mí y me aprieta—. Te quiero. Pero por favor, no me hagas esperar mucho por un bebé.


—No creo que tengas que preocuparte por eso —me río.
Veo la expresión de sorpresa en su rostro.


—¿Estás embarazada?


—Todavía no, pero hemos estado hablando de ello. Mucho. Pedro Henry ha dado un giro de ciento ochenta grados. Me dijo que nunca quería tener hijos después de que nos conocimos, y ahora casi todas las demás conversaciones son acerca de niños.


—Pensé que él nunca se casaría o tendría hijos, pero entonces llegaste y todo cambió. No sabes lo feliz que me hace saber que ya están hablando de tener dulces bebés.


—Está bien, señoras —interrumpe Aldana—. Odio ser la que interrumpa, pero tenemos que conseguir que Pau vaya con el fotógrafo para que esté a tiempo para casarse con Pedro Henry si quiere ponerse a trabajar en tener esos bebés de los que están hablando.


—Ella tiene razón. No falta mucho para que comience la ceremonia. —Mi mamá me pasa el ramo de rosas blancas—. Te amo, nena. No te pongas nerviosa.


—No lo estoy. No puedo estarlo porque todo es perfecto.


Y lo es. Me voy a casar con el hombre que amo y cada persona que significa algo para mí está aquí para presenciarlo y celebrar el comienzo de nuestras vidas como el señor y la señora de Pedro Henry Alfonso.





2 comentarios: