miércoles, 1 de junio de 2016

CAPITULO 128





Mis padres me han invitado a una cena a casa de mi mamá. 


Es oficial. Ya no mantienen las cosas en privado. Son un tema a los ojos del mundo, pero los medios de comunicación lo han hecho tan mal que ninguno de nosotros puede salir en público.


Convertirme en una estrella no es lo que pensé que sería.


Mi puerta principal está limpia por primera vez en semanas. 


Creo que ya tienen bastantes fotos de una persona viviendo en su apartamento para que ya no sea interesante.


La cena es intrigante, una especie de cazuela. No estoy segura de qué tipo y elijo no preguntar. Mi mamá nunca ha sido mucho de cocinar.


Estamos ocupados discutiendo la agenda de la banda y la nueva música en la que estoy trabajando cuando mi mamá ve el anillo en mi dedo.


—¿Qué es eso?


No le va a gustar esto.


—Un anillo.


—¿Qué clase de anillo? —Lo sabe. No le hace falta preguntar.


—De compromiso.


—Así que te ha pedido que te cases con él.


No voy a ir de una manera indirecta.


—Sí, Pedro Henry me ha pedido que me case con él.


Mi madre resopla mientras mira a mi papá. Las miradas se entrecruzan entre ellos y no estoy segura de cómo descifrarlas, pero me molestan. Sé que significa que lo han estado discutiendo.


—Pau, no puedes casarte con él.


Estoy absolutamente, positivamente, al cien por cien no sorprendida por esto.


—Y, ¿por qué no? 


—Porque él se irá a Australia y si te vas tu carrera está acabada. Claro y simple.


Estoy empezando a preocuparme cada vez menos de esta carrera mía.


—¿Eso sería tan malo si estoy con el hombre que amo?


—¿Estas bromeando? Por supuesto que sería malo. Sería terrible que te alejaras del éxito después de tan poco tiempo. Si eres grande ahora, piensa cómo lo serás dentro de unos años.


No hace falta ser un genio para imaginarse eso.


—Sé realmente donde estaré, en un autobús de gira viajando hasta el próximo espectáculo en la ciudad siguiente. Ya he estado haciendo eso, mamá, y sé lo que es. No es genial. —Miro hacia mi papá—. ¿Alguna vez se vuelve más fácil?


Mira hacia mi mamá y tienen una conversación silenciosa mientras están sentado uno enfrente del otro en la mesa.


—Toma un poco acostumbrarse. Pero se vuelve mejor con el tiempo. —Sospecho fuertemente que está diciéndome eso porque es lo que ella quiere que me diga.


Debería decirles cómo me siento así lo entenderán.


—Es así. Si Pedro Henry no hubiese vuelto a mi vida. Probablemente estaría loca por pasar mis días en la carretera, pero no es así como salió. Vino a buscarme porque me amaba. Y yo lo amo. Sé cómo se siente mi vida cuando él no está y odio cada segundo.


—Se acaba de ir. No has tenido tiempo para acostumbrarte, pero se vuelve mejor con el tiempo. —Se está agarrando a un clavo ardiendo.


—No quiero que se vuelva mejor. Quiero estar con él.


—Cariño. Estar con él significa que no conseguirás una carrera y que no podrás vernos a mí y a papá. Nunca nos veremos. ¿Quieres alejarte de cantar? ¿De nosotros?


Así no es como debería ser.


—Vendría a verlos cada vez que pudiera y podrían venir a Australia de visita. Lo amarán. Es hermosa y la gente muy amable.


—No, no cuentes con que vaya porque no lo haré.


Mi corazón se desploma cuando escucho a mi mamá decir que no vendrá a visitarme. Veo la mirada en los ojos de mi papá y veo que su resolución incluso le sorprende a él, pero intenta cubrirla.


—Creo que tu mamá no está muy contenta sobre volar el océano.


—Claro. —Estoy segura de que no dudaría en volar a cualquier parte con él si se lo pidiese. Nada ha cambiado. 


Todavía estoy en el segundo plano después de Jake
Beckett como siempre ha sido. ¿Por qué debería rendirme a no estar con el hombre que amo cuando es obvio que ella siempre lo antepone primero a mí?


—Me tengo que ir.


—Cariño, quieres decir que sí. Lo veo en tus ojos, pero será un error dejar tu carrera y tu familia por un hombre. Puedes encontrar a alguien más, alguien de aquí. Quizás incluso un hombre de la industria de la música que entenderá cómo es la vida aquí.


Es tan hipócrita.


—Oh, ¿te refieres a encontrar a alguien del modo que tú lo hiciste? —Me mira de una forma que dice que no le gusta lo que estoy diciendo, porque es cierto—. Espera. Lo entendí todo mal, ¿verdad? Nunca encontraste a nadie porque no lo superaste.


Mi papá levanta las manos.


—Quizás todos deberíamos retirarnos por un momento.


Su papel no es el árbitro. Todavía no estoy decidida de cuál es su parte aquí, pero he estado manejando a esta mujer yo sola durante veintitrés años y no necesito su ayuda ahora.


—Me voy de aquí. —No tengo tiempo para esta mierda. 


Tengo una decisión que tomar y sin ninguna ayuda de su parte. Dejo la casa de mi mamá y acabo conduciendo por los alrededores durante una hora antes de aparcar delante del
apartamento de Claudio. La luz de su salón está encendida, tomo eso como una gran probabilidad de que esté en casa.


Me siento en mi auto durante al menos quince minutos intentando decidir si quiero hacer esto, decirle que voy a dejar la banda. Va a estar tan decepcionado de mí. Me siento terrible por hacerles esto después de que me acogieron de la forma en que lo hicieron. Estuvo ahí para mí cuando más lo necesité, y ahora voy a abandonarlo justo cuando las cosas están despegando.


No puedo seguir teniendo esa clase de pensamientos. Tengo que empezar a vivir para mí misma en algún punto y al infierno con lo que es mejor para los demás.


Pueden arreglar las cosas por su cuenta. Soy la única que puede controlar mi destino.


Estoy nerviosa cuando me detengo en la puerta principal y quiero correr cuando abre la puerta.


—Hola. ¿Qué haces aquí?


—Lo siento. Sé que debería haber llamado primero, pero estaba conduciendo y acabé en tu casa. ¿Puedo entrar?


—Por supuesto. —Abre la puerta ampliamente para mí y camino hacia su salón.


Mis ojos van hacia el sofá para comprobar si tiene una chica y luego recuerdo que no es donde estaría si una chica se estuviese quedando aquí—. ¿Tienes compañía esta noche?


—Nah. Hay una amiga que vendrá más tarde pero ahora estoy yo solo durante un rato. —Me señala que me siente en el sofá y no puedo evitar pensar en cómo su apartamento se ve tan de soltero. Nada en la casa de Pedro Henry luce como esto, como si un puñado de chicos tuviese que estar alrededor bebiendo cerveza y viendo los deportes—. ¿Está todo bien con que Pedro se haya ido hoy?


—Sí y no. —Claudio me mira y puedo decir por su expresión que está esperando una explicación—. Le dejé que subiera al avión si es eso a lo que te refieres. Debería llegar a Sydney en unas horas.


—Me estaba preguntando si lo dejaste ir —se ríe—. Entonces, ¿qué parte es la que no está yendo bien?


—Quiere que me case con él. —Espero un momento para soltarle la bomba, pero Claudio me salva de decir las palabras.


—Y quiere que te mudes a Australia.


—Sí, pero aún no le he dado una respuesta. —Pienso que está esperando el resto de la historia—. Lo amo y sé cómo es estar separada de él. Es horrible y no quiero hacerlo otra vez.


—Así que, ¿estás diciéndome que dejas la banda?


Me digo a mí misma que sea fuerte porque estoy haciendo esto por Pedro Henry y por mí.


—Así es.


—Randy va a enloquecer.


Enloquecer es decirlo amablemente.


—Lo sé. Odio hacerte esto, pero no puedo permanecer donde mi corazón no lo está.


—Lo entiendo. Y no estoy enfadado. Haría lo mismo si la situación fuera al revés. No hay nada que no haría si tuviese una relación como la que tienes con Pedro.


No parece decepcionado o sorprendido.


—Gracias por no hacerme sentir como una idiota.


—Nunca podría hacerte sentir mal por amar a Pedro, pero quizás puedes pensar que soy un dolor en el culo por lo que te voy a pedir.


¿Qué clase de petición puede hacerme pensar mal del dulce Claudio?


—Nunca podría pensar nada mal de ti. Eres demasiado adorable para eso.


—Veamos cómo te sientes después de que te pregunte.


Ahora estoy un poco asustada.


—Vale…


—¿Te podrías quedar para la próxima gira así no tendríamos que cancelarla?


Eso significa que tengo que estar hasta el final de octubre.


—Eso son más de tres meses.


—No tenemos tiempo para encontrar un remplazo, pero podemos empezar de nuevo cuando acabe la gira y volvamos al estudio.


No quiero hacerlo. Pero es como si se lo debiese por la forma en la que me acogieron cuando no tenía ni una oportunidad.


—Puedo hacerlo.


Si Pedro Henry sabe que he decidido casarme con él, querrá que deje la banda inmediatamente. Así que no puedo decírselo todavía. No entenderá mis razones por ayudar a la banda. Además… después de lo que me hizo, se lo merece.




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