domingo, 15 de mayo de 2016

CAPITULO 72





Pedro Henry está arrodillado frente a mí, hablando sobre cosas que no son ciertas. Él presiona su cara contra mi estómago y enredo mis dedos en su cabello.


—No, eso no es cierto en lo absoluto, ni siquiera te compares con él. —Tomo su mano y tiro de él—. Levántate de ahí.


Él se pone de pie y se inclina hacia mi rostro.


—Lo siento.


No entiendo que quiere decir.


—Detente, nunca me heriste de la manera en que él lo hizo.


Él acaricia mis pómulos con sus pulgares.


—Lo siento por todo el secreto, por hacerte sentir como si no fueras suficientemente importante para conocer al verdadero yo, pero lo que más siento, es haberte follado, no sé cuántas veces, y nunca haberte hecho el amor.


Me doy cuenta de que estoy llorando cuando él usa sus pulgares para atrapar las lágrimas que caen por mi cara.


—Por favor, no llores, nunca quise ser el que causara tus lágrimas.


Él se inclina hacia adelante y suavemente presiona sus labios contra los míos, abro mi boca y él desliza su lengua dentro para encontrarse con la mía en un sensual pero nuevo vals. Hemos compartido incontables besos, eran casi siempre calientes y exigentes, pero éste es completamente diferente, me dice cosas que él no puede o no sabe decir porque van contra todo lo que él proponía para nuestra relación.


Pedro Henry se preocupa por mí, si sus besos no me lo dicen, su toque lo hace. Sus caricias son tan tiernas, me sostiene como si fuera un precioso y delicado tesoro.


Nos movemos hacia la cama y su boca revolotea sobre mi mentón y cuello. Su boca continúa viajando hacia abajo mientras mete sus dedos en una de las copas del sujetador y encuentra mi pezón, lo frota y lo rueda causando que se alce buscando su atención antes de bajar mi sujetador y meterlo en su boca.


Amo la sensación de su lengua contra mi pezón sensible y algo entre un gemido y su nombre escapa de mi boca mientras enredo mis dedos en su cabello. Cuando su boca deja mi pecho, me libera de mi sujetador. Agarro su camiseta sobre su estómago y jalo hacia arriba porque quiero sentir su piel contra la mía. Él la agarra por el cuello y la pasa sobre su cabeza en un fluido movimiento antes de bajar su cabeza y tomar mi otro pezón en su boca.


No importa donde haga contacto con mi cuerpo, cada toque envía un ola de sensaciones directo entre mis piernas y me humedezco por él.


Su boca se desliza hacia abajo por mi barriga y luego hacia los huesos de mis caderas, besa cada uno de ellos y todo entre ellos antes de tirar de la cinturilla de mis bragas y meter su nariz en el interior, lo escucho inhalar con fuerza.


—Mmmm, hueles tan bien.


De rodillas entre mis piernas agarra la cinturilla de mis bragas y tira hacia abajo mientras levanto mis caderas, levanta mis pies de la cama para deslizarlas fuera y luego las arroja al suelo junto a su camiseta, me siento para deslizar mi perdido sujetador de mis hombros y lo arrojo a montón creciente de ropa.


Estoy desnuda mientras él se arrodilla entre mis rodillas mirando mi desnudez, él pone su mano en mi pecho entre mis senos y lentamente me inclina hacia atrás.


—Eres tan perfecta, tan hermosa.


Él está siendo tan dulce, pero no puedo impedir que mis pensamientos salten hacia lo que él dijo, él piensa que no es mejor que Fernando. El pensamiento invita a mi ex a mi cabeza, no lo quiero ahí así que pongo mi mano sobre mis ojos como si eso fuera a ayudar a bloquearlo.


Pedro Henry sabe que estoy en otra parte y se inclina por mi mano


—Mírame, Paula, déjalo fuera de esto, solo piensa en mí. —Abro mis ojos para él, y él besa el interior de mi rodilla derecha mientras mira hacia arriba—. Mírame. —Besa más alto dentro de mis muslos—. Quédate aquí conmigo.


Recuesto mi cabeza sobre la almohada y gimo porque sé lo que va a hacer. Él pone su lengua contra mí y lame mi centro.


—¡¡¡Ahh!!! —gimo.


Nada se siente mejor que su boca en mí, él lame más veces y siento el inicio de mi orgasmo formarse, no tomará mucho para que me arroje sobre el borde. Muerdo mi labio inferior mientras mi respiración se acelera y siento las olas alzarse
rápidamente a la superficie mientras él mantiene el lento y tortuoso ritmo de su lengua.


—Mmmm, amo la manera en que sabes.


Sus palabras vibran contra mí y luego introduce su lengua y la empuja dentro y fuera golpeando mi pared superior en ese punto sensible, alzo mi cabeza de la almohada para verlo enterrado entre mis piernas y la vista hace que mi orgasmo llegue furioso y rápido. No tengo control cuando agarro su cabello con mi puño tirando más fuerte de lo que debería


—¡Ahh! ¡Pedro Henry!


Alzo mis caderas para estar más cerca de su boca, siento el estremecimiento de las contracciones construyéndose profundamente en mi vientre y tiro su cabello.


Arqueo mi espalda en la cama mientras Pedro Henry hace que me venga.


Cuando se acaba caigo sobre la almohada para recuperar el aliento y siento las pequeñas ondas post-orgásmicas otra vez. Él asciende por mi cuerpo y besa su camino hacia arriba hasta que me cubre, siento los rugosos vaqueros contra mi piel y recuerdo que él aún está vestido de la cintura para abajo.


Alcanzo el botón de su pantalón y le doy un tirón antes de bajar el cierre, meto mi mano en su bóxer para acariciarlo


—Te quiero dentro de mí.


—No más de lo que yo quiero estar dentro de ti.


Él rueda lejos de la cama y mis ojos nunca dejan su glorioso cuerpo. Miro mientras patea sus zapatos y baja sus vaqueros y boxers al mismo tiempo, liberando su erección.


Él pasa a su parada habitual a la mesilla de noche y regresa a la cama, él acomoda su cuerpo entre mis piernas. Todo entre nosotros es diferente, nuestros ojos comparten una silenciosa conversación que nuestras bocas no se atreven a interrumpir, entiendo lo que está preguntando sin palabras, él quiere estar más cerca, piel contra piel, nada entre nosotros. Me digo a mí misma que no es irresponsable no usar condon porque es lo que ambos queremos, ambos estamos limpios y el riesgo de quedar embarazada es casi imposible desde que uso un buen anticonceptivo.


Él traga fuerte mientras se presiona contra mi apertura esperando mi respuesta, es su manera de preguntar antes de entrar en mi cuerpo y le doy permiso empujando mis caderas contra las de él. Él se desliza dentro de mi apertura y cierra sus ojos mientras susurra:
—Paula, te sientes increíble.


Apretó mis paredes contra él mientras se mueve dentro y fuera con metódica lentitud, saboreo la sensación de Pedro Henry dentro de mí sin barreras por primera vez, veo su hermoso rostro sobre mí y nunca me sentí más cerca de alguien en mi vida. Nunca.


Él es gentil conmigo, como si fuera una virgen. El amor que siento por él me abruma y lágrimas calientes ruedan por los lados de mi cara mientras tengo los sentimientos que tengo por este hombre. Amo a Pedro Henry Alfonso.


Estamos corazón a corazón, y él se desliza en mí hasta que no se dónde termino y donde él comienza.


—Me estoy acercando y quiero venirme dentro de ti.


Sigue moviéndose mientras habla y envuelvo mis piernas en su cintura, mi cabeza girando en el éxtasis que producen sus palabras, olvido quien es él, quien soy yo y quien somos para el otro.


Quiero que me marque, que me haga suya, aprieto mis piernas a su alrededor y las trabo. No podría liberarse de mi agarre aunque lo intentara.


—Quiero que lo hagas.


Empuja más duro dentro de mí, no puedo ver su rostro porque está enterrado en mi cuello, pero él está cerca, sé que está a punto de llenarme con una parte de él.


Es en este momento que sé sin lugar a dudas que Fernando es mi pasado. Pedro Henry es mi presente, y por mucho que eso me agrade, quiero que sea mi futuro. Los sentimientos y emociones que él provoca en mi interior hacen imposible contener la manera en que me siento por él. Envuelvo mis brazos a su alrededor y apretó más mis piernas mientras él gime y se contrae dentro de mí.


—Te amo, Pedro Henry.


Susurro contra su oído mientras se vacía en mi interior, amo a Pedro Henry Alfonso y ahora se le he dicho, y me arrepiento de decirlo en el momento en que las palabras dejan mi boca. Palabras de amor no son lo que él quiere oír de mí. Él no siente lo mismo, esto no es para lo que él se anotó, y probablemente acabo de arruinar el poco tiempo que me queda con él.


Soy una tonta, tonta mujer.


Su cara aún está enterrada en mi cuello, así que no puedo ver su reacción y no quiero hacerlo. Lo siento respirar pesadamente contra mi cabello, pienso que está contemplando su próximo movimiento, así que le doy la salida más fácil que puedo.


—Déjame levantarme. —Lo empujo lejos de mí sin encontrarme con sus ojos y me meto al baño para que él pueda vestirse y marcharse sin sentirse obligado a hablar sobre lo que dije.


Me pregunto si me pedirá que me vaya cuando llegue a casa del trabajo. Mi espalda está contra la pared, con mi cara llena de lágrimas entre mis manos. Tal vez deba ahorrarle el problema e irme por mi cuenta.





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