sábado, 14 de mayo de 2016
CAPITULO 69
Estamos conduciendo de vuelta a Avalon y estoy pensando cuanto he disfrutado de los últimos tres días con la familia de Pedro Henry. Hemos pasado las últimas setenta y dos horas fingiendo estar perdidamente enamorados. Fue tan fácil hacer el papel, que tengo que preguntarme si estaba fingiendo en absoluto.
Tengo curiosidad por ver si volveremos a ser como antes ahora que estamos lejos de su familia, o si continuaremos con nuestra fachada romántica. Tengo demasiado miedo de preguntar porque la respuesta —cualquiera de las dos— me aterra.
Él alcanza mi mano y frota el pulgar en la parte superior de mi mano.
—Estás muy callada.
No puedo decirle lo que estoy pensando. Él perdería los estribos. Creo.
—Tienes una familia genial. Me alegro de haber llegado a conocerlos.
—Ellos piensan que tú eres bastante genial también. Especialmente mamá. Estaba en el cielo viéndonos juntos. —Me aprieta la mano—. Gracias por ayudarme a hacerla feliz.
—Es un placer. —Y fue un absoluto placer.
Me quedo dormida en el auto y es tarde cuando llegamos al viñedo. La Sra. Porcelli ya se ha ido por la noche, pero encontramos que nos ha dejado una cena de bienvenida en la estufa. Nunca me ha importado cocinar o limpiar, pero tengo que admitir que entrar para encontrar una comida hecha en casa después de un viaje de cinco horas es una ventaja definitiva de vivir con Pedro Henry.
Él trae las maletas del auto y las deja en el cuarto de lavado antes de unirse a mí en la cocina. Levanto la tapa de la cacerola para ver lo que tenemos. Hmm, ¿tal vez es una especie de guiso de pollo?
—Huele bien. ¿Estás listo para cenar ahora?
Lo siento detrás de mí y sus manos se están arrastrando debajo de mi vestido de algodón.
—Estoy listo para el postre ahora.
Mmm... me encanta algo de él.
Va directo a lo que quiere, deslizando su mano por la parte delantera de mi ropa interior.
—Pedro Henry, acabamos de entrar por la puerta. —Reviso el reloj de la estufa.
Apenas son las cinco y cuarto. ¿Y si la Sra. Porcelli todavía anda por ahí?
—Ha pasado una semana —gime en mi oído mientras me provoca con los dedos.
—Han pasado tres días —lo corrijo mientras dejo caer la cabeza contra su pecho.
Sin embargo, podrían ser de tres minutos, y creo que lo desearía de nuevo.
Desliza un dedo dentro de mí y luego otro.
—No puedo evitarlo. Se siente como una eternidad desde que he estado dentro de ti.
Siento su erección dura como una piedra presionándose contra mi trasero mientras desliza sus dedos dentro y fuera de mí. Por la forma en que su mano está ubicada, sus dedos están rozando mi dulce punto y cada caricia me lleva más cerca del orgasmo.
—Córrete para mí, Paula, y di mi nombre cuando lo hagas.
Ahora, estoy oprimiendo su mano y diciendo su nombre en mi cabeza una y otra vez hasta que caigo por el borde en el olvido puro.
—Pedro Henry —grito con los espasmos familiares que he llegado a amar tanto.
Reconozco el sonido de un envoltorio rasgado así que sé lo que está haciendo.
Siento sus dedos enrollarse alrededor de la cintura de mis bragas y arrastrarlas por mis piernas hasta que salgo de ellas.
—Agárrate a la encimera. No vamos a lograr llegar al dormitorio.
Envuelvo mis manos alrededor del borde del granito sólido frente a mí y él utiliza su rodilla para separar mis piernas.
Uno de sus brazos se enrolla alrededor de mi cintura y me da un tirón de modo que estoy inclinada justo de la forma en que me quiere. Lo siento allí, contra mi núcleo húmedo, y luego se empuja dentro de mí con una fuerza que refleja su frustración sexual reprimida.
Grito por la sorpresa de la repentina intrusión y él se queda inmóvil.
—¿Demasiado rudo?
Sólo me toma un momento adaptarme a esta posición y luego estoy balanceándome contra él queriendo más.
—No, no te detengas.
Sincronizamos nuestros ritmos y él golpetea dentro de mí una y otra vez hasta que escucho mi nombre. Ahí es cuando sé que ha caído por el borde. Así que lo sigo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Buenísimos los 3 caps. Genial la familia de Pedro.
ResponderEliminar