sábado, 14 de mayo de 2016
CAPITULO 67
Por supuesto, despierto antes que la Señorita Bella Durmiente. Está tan tranquila, quiero dejarla dormir más tiempo. Además, ella necesita descansar para lo que tiene por delante hoy. Margarita Alfonso puede ser agotadora.
Sólo llevo pantalones para dormir, así que me coloco una camiseta antes de ir abajo. Soy el primero en estar despierto como siempre. Incluso estoy despierto antes que la bebé Mila.
Hago una taza de café, pero opto por esperar por el desayuno hasta que Chloe esté despierta. Estoy seguro que ella tendrá un nuevo plato que quiere que probemos.
Voy a buscar el periódico y me siento en la barra. Empiezo por el final, porque es mi rutina, y resisto la tentación de hojear a través de la foto que estoy seguro estará allí. Volteo la página una segunda vez y ahí está, justo como sabía que
estaría. Hacemos noticias, nena.
Estamos en la sección “Mi Sydney”. Paula está hermosa en la foto, incluso si solo es calidad de periódico. Escaneo el pequeño título debajo y me río. "El soltero multimillonario Pedro Alfonso en la Casa de la Ópera de Sydney con mujer misteriosa".
Mujer misteriosa. Ella definitivamente es eso. Realmente no puedo creer que a alguien le importe este tipo de mierda.
Excepto Adriana. Ella cree que exitosamente envió lejos a Paula, así que va a enloquecer si ve esto. Quizá sea sabio tener a Jim siguiéndola por un par de días así conozco su paradero. Necesito llamarlo más tarde.
Escucho a alguien entrar en la cocina y sé que es mamá sin mirar. Ella es la otra madrugadora en la familia.
—Buenos días.
—Buenos días, mamá.
Ella espera por su taza de café termine de colarse.
—¿Tuviste una buena noche?
Maldición, ¿la señora está preguntando si tuve una noche traviesa con Paula?
Bajo el periódico y miro por encima.
—Dormí bien.
—¿Y Paula?
Esto es malditamente demasiado.
—Ella todavía está durmiendo.
Todavía no ha terminado, ni siquiera cerca.
—Pensé escuchar algo en tu habitación anoche, como si quizá le estuvieras alzando la voz a Paula. —Me está dando esa mirada, la misma que me dio la noche de mi cumpleaños cuando pensó que deje sola y enferma a Paula en casa. Me dice que mejor no dañe esto con ella.
Estoy en un montón de problemas. Me siento como un bebé grande a punto de ser disciplinado. Alzo el periódico así no tengo que mirarla y continúo leyendo.
—No te preocupes. Estamos bien.
Eso es todo lo que le doy porque eso es todo lo que necesita saber.
—Pedro Henry, no debiste haberle gritado así a esa dulce chica. No te enseñé a faltarle el respeto a una mujer así.
No puedo discutir con ella porque estaba en lo cierto. Odio haberle gritado a Paula.
—Supe que estuvo mal al minuto que salió de mi boca. Le dije cuanto lo sentía y me perdonó. Estamos bien, así que deja de preocuparte.
—Las mujeres guardan rencor. Quizá ella te haya dicho que estabas perdonado anoche, pero ahora que ha tenido tiempo para pensarlo. Serías afortunado si ella te habla hoy.
Espero que Paula despierte pronto, pero juzgando por la hora, serán otro par de horas.
—Ella no juega juegos como otras mujeres. Si dice que me perdona, entonces estoy seguro que lo hace. Ya lo verás cuando despierte.
—Sí, ya veremos, hijo.
La suerte está de mi lado. Paula despierta temprano.
Todavía estoy leyendo el periódico cuando ella entra a la cocina. Camina detrás de mí y coloca sus manos sobre mis hombros. Miro por encima.
—Buenos días, cariño. —¿Va a pensar que el cariño es demasiado?
Ella se inclina alrededor y besa el lado de mi rostro.
—Buenos días, querido. —No, es buena en ello. Mi mamá está observando todo, analizando la interacción de Paula conmigo y siguiendo las palabras de los amantes.
Ella se sienta en el taburete al lado de mí.
—No estaba esperando que despertaras tan temprano.
—No podía dormir después que desperté y no estabas ahí.
—Oh, ella está jugando un buen papel para mamá.
Volteo la página de sociales para mostrarle a Paula nuestra foto desde que no tengo que mantenerla más en la oscuridad.
—Mira, hicimos noticia. Eres una mujer misteriosa.
Ella se inclina sobre mi hombro para tener una mejor vista.
—Hmm, al menos es una buena foto y no estoy haciendo algún tipo de cara tonta. —Golpea mi hombro con el de ella—. Lo que era una posibilidad real desde que no estaba esperando que un completo extraño empujara una cámara en mi rostro.
Siento el escrutinio de mamá.
—Esto es nuevo para Paula. No atraemos este tipo de atención en Wagga Wagga.
—Sí, estoy segura que disfrutas ser anónimo en una ciudad pequeña. Sé cuánto amas tu privacidad. —Ella no tiene idea.
Los ojos de Paula encuentran los míos y sonreímos a nuestra broma privada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario