viernes, 27 de mayo de 2016
CAPITULO 112
Estoy de pie en la sala de estar y espero a que los destinatarios al premio de Peores Padres del Mundo atraviesen la puerta. Esto va a ser muy difícil de atravesar sin abrir la boca; sé cosas del pasado de Julia Chaves que el resto del mundo no sabe, incluyendo a Jake Beckett. Sólo tengo una razón para mirar a estas personas a la cara y no decirles que son unos idiotas: Paula.
Mientras estoy allí de pie esperando, me doy cuenta de que Paula nunca me ha mostrado una foto de su madre. Sin siquiera pensarlo, siempre me imaginé una versión mayor de Paula, así que cuando veo a Julia Prescott por primera vez, no se parece en nada a lo que esperaba. Es una rubia delgada y atractiva que no se parece en nada a Paula. Su padre, por otro lado, es una historia diferente.
Paula es la viva imagen de su padre. No creo que un padre e hija puedan parecerse más. Él la definió bien, lo que es irónico, considerando que no ha tenido nada que ver con ella en los últimos veintitrés años.
No puedo permitirme seguir ese pensamiento o estaré echándole la bronca a esta gente, así que aparto la idea mientras Paula me presenta a sus padres por primera vez.
Se hacen las presentaciones corteses y vamos al comedor donde Paula tiene todo listo para la cena.
—Hiciste lasaña. Jake, es la mejor que probarás… mejor que la de cualquier restaurante italiano. No sé de dónde sacó esa habilidad para cocinar, porque seguro que no de mí.
Yo sé de dónde aprendió. Mientras su madre estaba drogada y desmayada, ella era una niña aprendiendo a valerse por sí sola.
Paula me mira y casi creo que podría leerme la mente si yo no supiera que no es posible. Golpetea la punta de mi pie con el suyo y me da esa mirada, la que dice, Déjalo ahora mismo. Dios, ¿cómo es que esta mujer me conoce tan bien, cómo si pudiera leer cada pensamiento simplemente por la expresión de mi rostro?
Me muerdo la lengua para no decir de un tirón todo lo que estoy pensando realmente.
—Sí, señora. Es una excelente cocinera.
Paula hace su mejor esfuerzo por mantener ligera la conversación, pero Julia se las arregla para dirigirla hacia la agresión. No hay nada que Paula pueda hacer para evitarlo.
—Quiero saber qué sucedió con Fernando Phillips. ¿Por qué te volvió a atacar?
¿Otra vez? ¿Esta no fue la primera vez? Bueno, es algo que discutiremos más tarde.
—Fernando vino a ver a Randy para hablar de llevarnos a Nashville a grabar un single. Estaba en la sala cuando llegué para la reunión posterior al show. Decir que me sorprendió sería el eufemismo del siglo. Discutimos respecto a grabar la canción y me fui. No tenía idea que me siguió a mi habitación y cuando destrabé la puerta, me agarró por detrás y me obligó a entrar.
—¿Qué te hizo, Pau?
No he oído estos detalles y realmente tampoco quiero, pero no me queda otra opción ya que su madre no va a estar satisfecha hasta saberlo todo.
—Mordí la mano que él tenía sobre mi boca para poder gritar pidiendo ayuda. — Ella se señala el rostro—. Me golpeó aquí. Y luego se volvió loco cuando le dije que no lo quería.
—¿A qué te refieres con se volvió loco?
Paula me mira y luego vuelve la mirada a sus padres.
—Intentó violarme, pero Pedro Henry lo detuvo.
Su madre jadea y se cubre la boca con la mano.
—Oh, Dios mío. No sabía que te referías a eso cuando dijiste que te atacó.
Su padre golpea la mesa con el puño.
—Si me hubiera encargado de él luego de que intentó sobrepasarse contigo fuera del estudio, esto no habría sucedido.
¿Qué intento de sobrepasarse?
—No es tu culpa. Te dije que no quería que armaras un escándalo debido a su familia. No tenía idea que él fuera tan inestable, pero voy a presentar cargos y emitir una orden de restricción. Se supone que debe acercárseme, pero no te preocupes. Pedro Henry estará conmigo.
—Pero, ¿por cuánto tiempo?
No aprecio su tono y sospecho que Paula lo nota en mi rostro.
—Tres semanas más.
—¿Dónde los deja eso si vas a regresar?
Nos miramos y es evidente. Ninguno de nosotros lo sabe, así que no respondemos.
La tensión es palpable. Jake intenta aligerar la situación.
—¿Qué tipo de trabajo tienes, Pedro?
Es un tema seguro.
—Poseo varios viñedos y produzco una variedad de vino.
—Suena como si tuvieras éxito en lo que haces.
—Me las arreglo. —Nunca he sido de presumir mi riqueza, salvo cuando pensé que podía usarlo como una línea para meter a Paula en mi cama.
—No dejes que te engañe con su modestia. Sus viñedos son bastante exitosos.
—¿Lo bastante exitoso para no tener que preocuparnos de que esté aquí debido al éxito que has logrado desde la última vez que lo viste? —¡Maldición! Ella acaba de soltar eso, ¿no?
—¡Mamá!
—Está bien. Comprendo por qué eso podría causar las de tus padres. No me ofende en lo más mínimo. —No me siento insultado por su preocupación. De hecho, su preocupación me enorgullece de que, por primera vez, ella pueda tener en el corazón los mejores intereses para su hija. Sin embargo, me enfurece que cuestione mi amor—. El padre de Paula no es el único multimillonario sentado en esta mesa, Srta. Chaves. Aunque me siento feliz por Paula y su éxito, no necesito un centavo de su dinero.
—No tenía idea de que fueras tan rico.
Claro que Paula no se lo dijo. Ella no lo diría.
—Ella no se lo dijo porque mi dinero no tiene importancia para ella.
Y ésa es sólo una de las muchas razones por las que la amo tanto.
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Ayyyyyyy, cómo me gusta la actitud de Pedro con los padres de Pau jajajajaja
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