sábado, 28 de mayo de 2016

CAPITULO 113





Sobreviví a la cena. Apenas. Y mantuve mi promesa a Paula, aunque nunca me he mordido la lengua tantas veces en mi vida. Necesito un maldito trasplante de lengua después de soportar dos horas con Julia Chaves, pero me repetí todo el tiempo que todo era por mi chica. Ésa fue la única manera de que pudiera atravesarlo sin decirle a esa mujer la putada de madre egoísta y desastrosa que ha sido con una mujer que merece mucho más.


De hecho tuvo el descaro de decirme que la carrera de Paula estaba aquí en Estados Unidos y no es Australia. Lo dijo como si yo fuera un idiota y no me diera cuenta de eso. 


Sé que es en Estados Unidos donde las estrellas de música country se hacen grandes. No necesito que me lo diga, así que ahora la considero insultante además de egoísta. Pero la guinda del pastel fue cuando me dijo que arruinaría la vida de Paula si le robaba las oportunidades que tenía en el futuro.


Nada de eso le concierne a Julia Chaves. Incluso con todo el deseo que tengo de que Paula me escoja, no es mi decisión. 


Solo ella puede decidir qué camino quiere tomar en esta vida. Y todo lo que puedo hacer es rezar para que la madre no interfiera y la persuada de que su vida no es conmigo.


Cuando finalmente salen por la puerta, me desplomo sobre el sofá y apoyo la cabeza contra el respaldo. Estoy mirando el techo cuando Paula se sienta junto a mí.


—Lamento que haya sido… lo que fue.


—Sólo para que sepas… eso no mejoró mi opinión sobre tu madre en absoluto.


—Tampoco hizo mucho por la mía. Lamento que fuera tan perra contigo, pero hay buenas noticias.


—Por favor, sea lo que sea compártelo conmigo. Necesito algo bueno en mi vida después de eso.


Se baja hacia el suelo entre medio de mis rodillas y empieza a quitarme los zapatos.


—Tienes una recompensa por la manera estelar en que te manejaste esta noche —dice mientras me saca el segundo zapato. Me quita los calcetines y los arroja sobre su hombro. Desabrocha el botón de mis jeans y lleva una sonrisa malvada a la vez que baja la cremallera—. Creo que necesitas algo de espacio en estos pantalones. Lucen un poco ajustados.


Asiento mientras observo sus manos moverse de la bragueta abierta a la cintura de mis jeans donde engancha los dedos alrededor de ellos y de mis bóxers.


—Arriba —instruye a la vez que tira hacia abajo. Levanto las caderas y tiene cuidado de evitar enganchar mi erección mientras los desliza hasta mis pies antes de lanzarlos al suelo.


Después de que estoy desnudo desde la cintura para abajo, se pone de rodillas y pasa las manos por mis muslos antes de bajar las uñas por mis piernas lentamente hacia abajo.


—Voy a chuparte tan bien. Que te olvidarás de tu nombre.


—Te desafío.


Ella me toma donde mis piernas se flexionan y me da un tirón para acercar mi cuerpo más al suyo. Francamente, estoy un poco sorprendido, porque no me di cuenta de que ella guardaba ese tipo de fuerza en su diminuto cuerpo.


Sus ojos miran los míos a la vez que su lengua toca la base de mi polla y la desliza lentamente por la vara hasta alcanzar la punta. Pasa la lengua una y otra vez por el extremo antes de inclinar la cabeza y envolver la base desde un costado con la boca. Desliza la boca hacia arriba y luego me cubre mientras me toma completamente en su boca.


Adoro verla hacer eso. Nunca me aburre.


Entrelazo los dedos detrás de su nuca y masajeo los músculos de su cuello mientras cada movimiento de su boca me acerca más al éxtasis. Adoro ver su cabeza moverse hacia arriba y abajo a la vez que me toma más profundo con cada pasada. Usa la mano para aferrar el espacio libre y la desliza hacia arriba y abajo en un ritmo perfecto con el de su boca. Ella hace este movimiento una y otra vez hasta que lo siento crecer y estoy listo para explotar.


—Me estoy acercando —le advierto porque siempre necesita ser su decisión si acabo en su boca.


Como siempre, ella no se detiene y no puedo creer lo afortunado que soy de tener una chica que hace esto para mí. ¡Ella es tan condenadamente sexy!


Intento contenerme para hacerlo durar más, pero estoy acabado cuando ella aprieta la mano con fuerza alrededor de la base. Me flexiono hacia arriba en su boca y sus manos se mueven para envolverse alrededor de mis caderas mientras me succiona una última vez con fuerza. Pongo mi cabeza contra el respaldo del sofá y miro el techo.


—Eres mi sueño hecho realidad.


Así es como me quedo por varios segundo antes de levantar la cabeza para verla sentada a mis pies, su mejilla descansando contra mi pierna mientras me mira.


—Me encanta ver cómo te desmoronas de esa manera. Es impresionante saber que soy capaz de hacerte eso.


Pongo mi mano sobre un lado de su rostro y le froto el pómulo amoratado con el pulgar.


—Eres la única que puede.


Ella gira su rostro hacia mi palma y coloca su mano sobre la mía.


—Creo que te lo debía luego de que manejaras tan bien a Julia. Sé que no fue sencillo para ti.


Hay mucho más.


—Nena, no sabes ni siquiera la mitad.


—¿Qué más hizo?


—Me acorraló en el comedor mientras estabas en la cocina.


—¿Qué dijo?


Ni siquiera quiero hablar de ello porque temo que Paula pueda empezar a pensar en ello y encontrar algún mérito en las palabras de su mamá, pero se lo digo por mi propio egoísmo porque quiero ver su reacción. He dejado caer pistas aquí y allá, pero todavía tenemos que hablar de cualquier tipo de futuro juntos.


Espero poder leer en su rostro alguna señal de cómo se siente acerca de dejar su nueva vida exitosa.


—Me dijo que te estaría quitando grandes oportunidades si te alejara de tu carrera.


—Oh, Dios.


—Sabes que no soy esa persona. Quiero que tengas todo con lo que has soñado.


—Hay dos cosas con las que sueño, y tener una significa no conseguir la otra. 


Voy a decirlo.


—La parte egoísta de mi quiere decirte que renuncies a lo que estás haciendo y regreses conmigo, pero no lo haré. Tiene que ser una decisión que tomes por tu cuenta. No podría soportarlo si más adelante me culparas por quitarte esta vida.


—Y yo quiero decirte que vendas todo y vengas aquí a construir una vida conmigo, pero entiendo cómo dejar atrás los viñedos que conoces por algo desconocido podría ser desastroso para tu sustento. Has trabajado tan duro para renunciar a todo tu éxito, y nunca podría pedirte que te mudaras lejos de tu familia. Entonces, ¿dónde nos deja esto? ¿Hacia dónde vamos desde aquí?


—No tengo idea. Sólo sé que te quiero más que a cualquier cosa que haya querido en mi vida.


—Lo mismo. —Me besa la pierna—. Ojalá no fuéramos tan complicados. —Tan pronto como la palabra complicados abandona su boca, ambos reímos—. Lo sé. La complicación es exactamente lo que querías evitar y mira lo que le ha hecho a tu vida.


Espero que no esté sugiriendo que habría sido mejor no conocernos porque nada podría estar más alejado de la realidad.


—Ven aquí, amor.


Se levanta del suelo y se sienta a horcajadas de mí. Tomo su rostro con mis manos y la sujeto para estar frente a frente.


—No me arrepiento ni de un segundo. Eres mi complicación preferida y siempre lo serás. —Veo lágrimas formándose en sus ojos mientras comienzan a ponerse vidriosos—. Supe que serías la siguiente desde el instante en que puse mis ojos sobre ti cantando en ese club, pero nunca puedes imaginarte mi sorpresa cuando me di cuenta no eras sólo la siguiente… eras la última.







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