domingo, 12 de junio de 2016

CAPITULO 164






Las cosas han sido sorprendentemente buenas entre Pedro Henry y yo desde nuestra confesión de Año Nuevo. Bueno no es la palabra correcta. Genial lo es más. ¿Quién hubiera pensado que decirnos el uno al otro nuestros pensamientos más íntimos sería tan saludable? Me gusta tanto esta profundidad recién descubierta en nuestra relación que quizás le pregunte si podemos hacerlo de nuevo.


Pedro Henry me pidió tener a su bebé. Convertirnos en padres es algo de lo que comenzó a hablar antes de casarnos, pero parece estar en su mente todo el tiempo ahora, lo cual significa que está constantemente en la mía también.


Un bebé. Eso es en lo que estoy pensando mientras estoy en la cocina de Margarita preparando la lasaña que estoy haciendo para la fiesta de cumpleaños de Pedro Henry de esta noche, por petición suya. Mi suegra viene a mí con un tazón de glaseado de chocolate.


Está horneando su pastel favorito, algo que hace para cada miembro de la familia Alfonso en su cumpleaños.


—Tengo extra. ¿Quieres ayudarme a limpiar el tazón?


—Por supuesto. —Me pasa una cuchara y excavo en el tazón—. ¡Oh Dios mío! Esto es muy bueno, Margarita. —Y lo es. Nunca he probado un glaseado tan delicioso. Puedo ver por qué es el favorito de mi marido, pero me hace darme cuenta de algo. Nunca lo he visto comer pastel de chocolate. Ninguna vez. No sabía que a Pedro Henry le gustaba. Soy su esposa así que ¿cómo podría no saberlo? Apuesto a que esta es una historia de la familia con las cosas acerca del corazón. Se ejercita religiosamente y rara vez come cosas que considera poco saludables porque está temeroso de acabar como su padre y su tío. Me gustaría preguntarle a Margarita al respecto, pero no quiero preocuparla por cosas que ella ni siquiera ha considerado aún.


—¿Ya comenzaron a trabajar en tu estudio de música?



—Vertieron el hormigón a principios de esta semana y nos dijeron que podíamos esperar a que esté terminado en algún momento en mayo.


—Creo que eso es pronto teniendo en cuenta todo el equipo que será instalado.


Uno puede anticipar el progreso rápido cuando está casada con un hombre con dinero y altas expectativas.


—Ya conoces a Pedro Henry. Pone el listón muy alto, y espera que todos los demás también.


Margarita sonríe.
—Lo heredó de su padre. Henry es un gran trabajador. No estoy segura de sí se habría retirado alguna vez si no lo hubiera parado.


—¿Tú lo paraste cómo?


—Coito. —Me reí porque la palabra en sí es divertida, pero oírla decirla hace que lo sea aún más—. Te voy a dar un consejo, porque sigues siendo una esposa nueva, y porque mi hijo puede ser un poco mierda a veces. Lo sé; soy su madre. —Mira a su alrededor, como si estuviera a punto de revelar información de alto secreto—. El coito equivale a poder y hay una razón por la que lo quiere de ti todo el tiempo. Nivela el campo de juego. ¿No te gusta algo que está haciendo? No tengas coito. Obtén los resultados que deseas. ¿Necesitas que vea las cosas a tu manera, pero se niega? Retén el coito y harás el ajuste más rápido de actitud que nunca has visto. ¿Quieres que tu marido se retire porque va a trabajar hacia una muerte temprana y perderá ver crecer a sus nietos de la forma en que perdió a sus hijos? Cierre las puertas del coito y tendrás en tu casa a tu marido contigo en vez de enterrarlo. Así es como funciona, cariño. Utiliza el poder del coito para obtener los resultados que desees.


Oh, mi Dios. Es un ser astuto. Podría aprender mucho de ella.


Henry entra en la cocina y abre el refrigerador. Se inclina, en busca de algo, y Margarita va hacia él. Le susurra algo al oído y me da un guiño antes de regresar al fregadero de platos sucios.


Henry agarra una botella de agua de la nevera y toma un buen trago.


—Ustedes chicas han estado aquí de pie durante mucho tiempo. Vayan a descansar un minuto y lavaré esos platos sucios por ustedes.


Wow. Qué dulce mi suegro.


—Gracias, Henry. —Le doy un beso en la mejilla cuando paso—. Eres tan considerado.


Margarita y yo vamos a la sala y nos ponemos cómodas.


—No te equivoques, Paula. Esa no fue una oferta de un hombre considerado.


—Utilizaste el poder.


—Sí, lo hice, ¿y quieres saber lo que es tan brillante al respecto? Todavía me encanta estar con Henry después de todos estos años, así que se lo habría dado de todos modos. Caray, probablemente lo habría instigado por mí misma, por lo que es ganar-ganar.


—Eres el amo. —Margarita es tan genial. Creo que me enamoré de ella un poco más—. ¿A qué hora llegará todo el mundo?


—Siete.


Perfecto. Eso me da un montón de tiempo para ir al apartamento y prepararme.


—¿A quién debería esperar?


—Normalmente sólo la familia pero tendremos invitados extra esta noche. Chloe está trayendo al nuevo chico que hay en su vida y tres de los compañeros de Pedro Henry se unirán a nosotros.


—No me di cuenta que Chloe estaba saliendo con alguien.


—Todavía es algo nuevo, así que tampoco lo he conocido.


Wow. Unas semanas. Creo que he estado demasiado ocupada si me he perdido algo importante como eso.


—Eso está muy bien.


—Espero que Pedro Henry no intente sacudirlo demasiado. Puede que tenga que hablar con él antes de la cena, tal vez le pida tomarlo con calma ya que puede ponerse duro con los muchachos a veces.


Puedo verlo siendo así, pero ella es un adulto, tiene la misma edad que yo.


—¿Por qué se pone difícil con ellos?


—Es su forma de ser. Siempre ha sido muy protector con ella desde el día en que nació. — Se ríe—. Ni siquiera dejaba que Ernesto se acercara a ella durante mucho tiempo.


—No lo he visto ser excesivamente protector con ella.


—Se iluminó desde que llegaste tú.


—Supongo que ella se alegra de eso.


—Sospecho que sí —conviene Margarita.


Nos sentamos con los pies apoyados y Margarita me cuenta historias sobre Pedro Henry de niño. No puedo dejar de sonreír porque me estoy imaginando este hermoso muchacho con el cabello oscuro y brillantes ojos azules metiéndose en todas las diabluras que está describiendo.


Me pregunto si nuestros bebés tendrán sus ojos. Espero que sí.


—¿Qué le darás a Pedro Henry por su cumpleaños? —pregunta Margarita.


Todavía estoy sonriendo, pero por una razón diferente y no puedo escondérselo a ella.


—Tengo un par de cosas para él, una es un regalo especial. Pidió un bebé y he decidido darle uno.


—Oh, Paula —Acuna sus manos sobre su boca para amortiguar el chillido—. Un bebé. Eso es una noticia maravillosa. ¿Le has dicho?


—No. Le diré esta noche. —Tengo algo muy especial planeado, pero me quedo con esa parte para mí.


—Estará muy emocionado.


—Lo sé. No puedo esperar para ver su reacción. —Estoy bastante segura de que será una gran sonrisa y luego terminará con él llevándome directamente a la cama.


Margarita aplaude como un niño.


—¿Empezarás a tratar de inmediato?


—¿Esta noche es considerada de inmediato?


Sonríe.


—Tengo algunos consejos para ti ya que eres nueva en esto. —Levanta las cejas y me susurra—. Pon una almohada debajo de tu trasero… después de que él haga lo suyo. No
debes levantarte de inmediato; deja que la gravedad trabaje por ti.


OhmiDios. Margarita me está dando consejos sobre cómo mantener el esperma de Pedro Henry en el interior para que sus muchachos no naden contra corriente. Esto no es raro en absoluto.


—Está bien. —Eso es todo lo que puedo decir.


—Quédate así de diez a quince minutos antes de levantarte. —Se ríe antes de darme un guiño—. No puedo esperar para poner mis manos sobre otro nieto.







No hay comentarios:

Publicar un comentario