jueves, 2 de junio de 2016
CAPITULO 130
Una semana ha pasado y estoy sobreviviendo, pero no bien. Paula y yo hablamos todos los días. Me mantiene pero es todo lo que puedo decir de nuestras conversaciones. Está tan callada, sin darme indicación de dónde está su cabeza en lo que a nosotros concierne.
Me he lanzado al trabajo como distracción, más de lo que hacía cuando me dejó en Marzo. Es muy temprano en la temporada pero las cosas lucen bien del todo en los viñedos. Mis hombres de confianza han probado que son valiosos en mi ausencia.
Me mudé de mi apartamento en Sydney a Avalon porque es donde me siento más cerca de ella. Tomé uno de sus pequeños trucos y robé algunas de sus prendas para poder tener algo de su olor conmigo. Debí haber robado algunas de sus bragas también. Me pregunto qué diría si lo supiera. Imagino que me llamaría sucio bastardo. Es como normalmente me llama cuando soy inapropiado, pero ama cada sucia cosa que le hago. Y lo hará otra vez. Espero que pronto.
Es hora de nuestra llamada diaria, así que le envío un mensaje de texto para hacerle saber que quiero un video chat.
Quiero verla y oírla.
Estoy esperando en mi oficina para darle tiempo para prepararse y sacar la ropa interior que he estado guardando en el cajón superior de mi escritorio. Tengo un par allí y otro en mi mesa de noche. Éstas son las bragas de encaje negro.
Las traje hacia mi nariz e inspiré profundamente. Aún huelen como ella.
Espero que traiga su trasero justo aquí antes de que pierdan su esencia o regresaré por más.
Cuando pienso que ha tenido suficiente tiempo para alistarse, contacto con ella.
Cuando veo su hermoso rostro, estoy arruinado otra vez.
Quiero dejar caer todo aquí y regresar corriendo a verla para poder tirarla sobre mi hombro y arrastrarla hasta aquí como el cavernícola que me llama.
—Hey, nena. Es tan bueno verte.
—Te extraño.
—Te extraño también. ¿Cómo estuvo el trabajo hoy? —le pregunto esto cada vez que hablamos para poder con suerte obtener alguna indicación de lo que está planeando, pero siempre es muy vaga.
—Las mismas cosas de siempre. Practicamos todo el día en el estudio para estar listos para el tour.
Ésa es la primera vez que ha mencionado regresar a la carretera. No estaría sorprendido si está planeando hacerlo desde que no ha mencionado el venir aquí.
Por un momento, me molesta, pero entonces recuerdo que viajar en ese bus y dormir en hoteles es exactamente lo que Paula necesita para darse cuenta de que debería estar aquí conmigo.
—¿Tratarás de conseguir algo de tiempo para visitarme en navidad? Mi familia realmente quiere verte otra vez. Mamá está a punto de tener un ataque para que regreses, y debes saber también que no estaba increíblemente entusiasmada por la forma en que dejé las cosas contigo.
Ya me dijo que estará ocupada durante las fiestas, pero le pregunto otra vez de cualquier forma, es una buena forma de señalarle cómo su trabajo con la banda va a evitar que estemos juntos en navidad.
—¿Te ha hecho pasarla mal? —Típica respuesta de Paula, su forma de evitar responder mi pregunta.
—No me lo ha hecho fácil. Tengo mis órdenes de tenerte aquí para las fiestas, así toda la familia podrá estar junta.
Está sonriendo.
—¿Toda la familia, eh?
Ella es parte del clan Alfonso, incluso si aún no se ha dado cuenta.
—Eres parte de esta familia así estés allá o aquí.
—¿Cómo está Emma esta semana?
¿Por qué hace eso? ¿Cambiar a un asunto diferente justo cuando creo que voy a sacarle algo?
—Ha empezado a tener contracciones desde ayer luego de que hablamos, así que tuvo que ser ingresada al hospital la noche anterior para que le dieran medicinas para detenerlas.
Parece alarmada.
—¿Es en serio?
—Lo es, pero pasa siempre, así que no nos alarmamos como lo hicimos cuando pasó con Celia. Su doctor quiere mantenerla embarazada otro mes, pero no sé si va a pasar. Empezó bastante más temprano esta vez. El bebé habría estado bien si hubiera nacido ahora. Sólo habría sido pequeño y habría tenido que crecer en el hospital por un tiempo.
Es mi turno de cambiar de tema, y no iba a detenerme.
—No hemos hablado de qué clase de boda quieres.
Creo que hablar de esas cosas hará que se incline más a aceptar más pronto.
—No lo sé. ¿De qué clase quieres tú?
Los hombres no se preocupan de esas cosas.
—De la clase que me convertiría en tu esposo. Ése es mi único requerimiento. ¿Pequeña o grande?
—Algo pequeño. Sólo serían tu familia y amigos.
Luce triste.
—¿Por qué dices eso?
—Mi mamá me dijo que no vendría a Australia. Asumo que eso incluye verme casada.
Esa perra. Es una estratagema para conseguir que Paula se quede y no la deje a ella o a su carrera.
Veo el dolor en los ojos de Paula y no quiero nada más que sostenerla. Pero no puedo, y es frustrante como el infierno.
—Me casaré contigo en los Estados Unidos si quieres que ella esté aquí. Iré mañana si quieres que mi familia y yo dejemos todo para estar allí.
—Te amo por tu disposición a hacer de todo por hacerme feliz, pero no puedo pedirte eso a ti o a tu familia. No estaría bien hacerlos venir a todos aquí.
Eso parece prometedor.
—Suena como si estuvieras diciendo que sí.
—Digamos que no estoy diciendo no.
Es un sí, incluso si no ha seguido a delante y lo ha dicho.
—Un “no estoy diciendo no”. Puedo vivir con eso por ahora, pero no te será suficiente para siempre.
—Lo sé.
Hay algo que puede hacer para mantenerme tranquilo.
—¿Estarías dispuesta a hacer algo por mí?
—Sabes que lo haré.
Va a pensar que soy un sucio bastardo de seguro cuando se lo pida, pero no puedo evitarlo; estoy tan duro por ella. Es terrible ir de tener sexo todos los días a nada de nada.
—Realmente necesito correrme y amaría verte desnuda mientras lo hago.
—¡Pedro Henry!
Pensaba que estaba bromeando cuando lo mencioné antes de que me fuera. No lo hacía.
—Vamos, nena. Has un striptease para mí. Por favor.
—Es por eso que querías un video chat, para poder hacer que me desnude.
—No, no era por eso. Quería ver tu hermoso rostro, pero entonces olí tus bragas justo antes de que nos conectáramos y ahora tengo una enorme erección con la que tratar. Realmente podría apreciar tu ayuda aquí, nena.
Se está riendo de mí.
—¿Oliste mis bragas?
—Sí. Robé algunas de las antiguas porque soy tan jodidamente adicto al olor de tu coño.
Está mirando con lo que creo que es incredulidad porque le haya dicho esas palabras.
—Ambos sabemos que soy un sucio bastardo, así que ni siquiera tienes que decirlo.
—¿Mi coño? —pregunta.
—Sí. Te amo, y tu coño es parte de ti, así que no hay ninguna maldita otra cosa que ame también. Y lo hago. De todo corazón.
Puedo ver que está dejando la mesa de la cocina.
—¿Qué estás haciendo?
—Bien, no puedo desnudarme bien en mi cocina. Y necesito algunas cosas. Sabes que tengo que tener un tiempo de música sexy si voy a desnudarme para ti.
Oh, joder, ¡sí!
—Wow, espera un minuto. Estoy en mi oficina y necesito asegurar la puerta porque despediré a cualquiera que entre aquí mientras estamos ocupados.
—Sabes que realmente no estaremos ocupados, ¿cierto?
—Nena, tengo imaginación y voy a usarla —digo mientras me levanto y voy a ponerle seguro a la puerta. Giro el pomo y pruebo para asegurarme. No es una situación en que la Sra. Porcelli necesite entrar y preguntarme qué quiero para comer.
Estoy de vuelta en mi escritorio con una erección atroz y ella ni siquiera se ha quitado una sola prenda aún.
—Estoy listo cuando tú lo estés.
Oigo una lenta y seductora canción viniendo desde el patio trasero, pero a ella no la veo. Un momento más tarde reaparece y empieza a balancearse con la música mientras tira su blusa por encima de su cabeza. La lanza alguna parte de la habitación y reconozco el sujetador blanco de encaje que está usando. Conozco las bragas a juego, el bikini de tirantes con el más diminuto trozo de material para cubrirla.
Se gira para desabrochar su sujetador, algo que siempre hago por ella, y lo deja caer al piso. Sus pechos son tan malditamente hermosos. No los he visto o tocado en una semana y está matándome.
—Tócalos para mí.
Pasa sus mano por encima de ellos desde abajo hasta los lados, empujándolos juntos. Sus dientes raspando su labio inferior mientras usa sus pulgares e índices para apretar sus pezones.
—Te gusta eso, ¿cierto?
—Realmente lo hago, pero es mucho mejor cuando soy yo haciéndolo.
Eso trae una sonrisa a su rostro.
—Cierto.
Mueve sus manos lentamente hacia abajo por su estómago, hasta que alcanza el botón de sus jeans y lo abre.
—Ups. Mira qué pasó aquí.
Desliza el cierre hacia abajo y empieza a quitarse sus pantalones y ropa interior.
—Tsk. Tsk. Odio cuando mi ropa cae de esa forma.
Mmm. Es tan jodidamente caliente parada allí desnuda, sólo para mis ojos. No puedo evitarlo. Tengo que tener algo de alivio, así que abro mi cierre y empiezo a hacer lo que Paula me haría si estuviera aquí.
—Tócate a ti misma y pretende que soy yo.
—Estás ordenado cosas extra sucias con un lado de perversión hoy —dice mientras camina hacia atrás para sentarse en la cama.
Se desliza hacia atrás y abre sus piernas, así que tengo una vista perfectamente clara cuando se toca a sí misma.
—¿Quieres verme tocando esto?
—Oh, sí. Así es.
La veo frotarse a sí misma y recuerdo exactamente cómo se siente cuando mis dedos hacen exactamente lo mismo que los suyos están haciendo ahora.
—Este debe ser el más dulce tormento que alguna vez he soportado.
Empiezo a masturbarme más rápido porque simplemente necesito acabar. Nunca pensé que me sentiría de esta forma, pero estoy en la miseria.
—Conozco esa expresión —bromea—. Creo que mi chico está a punto de venirse.
—Espero malditamente que suceda porque estoy a punto de jodidamente… morir… aquí.
Sólo un momento más tarde me vengo fuerte y rápido, justo la forma en que lo necesito. Apoyo mi cabeza hacia atrás en la silla de mi escritorio y disfruto de mi alivio. No es lo que consigo cuando estoy con Paula, pero es lo siguiente mejor. Tomaré lo que pueda a este punto.
—El chico ha llegado a la ronda tres y… ¡sí! Tenemos una anotación, damas y caballeros.
Rio porque no conozco a otra mujer que entrene a su chico con ese estilo. Y definitivamente no conozco a una que se desnude para que alguien más pueda venirse.
—Gracias, nena. No sabes cuánto necesitaba eso.
—Apuesto a que sí. Puedo o no estar dándole a la bala un montón de uso estos días.
No sé cómo me siento con respecto a eso.
—La bala está bien, pero yo no usaría la otra. No quiero nada a parte de mí dentro de ti.
—Estás siendo tonto. Un vibrador nunca podría reemplazarte.
Espero que no, pero no quiero darle oportunidad.
—No lo hará si no lo usas. He oído que las mujeres pueden insensibilizarse con el toque del sexo normal cuando usan demasiado esas cosas. No pueden tener un orgasmo con un hombre, y no quiero que eso pase porque planeo ser el único que te haga venir. Un montón.
—Quiero que me hagas venir, así que no deberías preocuparte. No soy fanática de tener nada dentro de mí excepto a ti.
—Perfecto. Eso es exactamente lo que quería oír.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario