martes, 26 de abril de 2016

CAPITULO 7





Abro la puerta y casi caigo dentro del apartamento vacío. 


Aldana ha salido con Zac en su primera cita post-coital. No tengo ni idea de dónde está Benjamin, pero estoy contenta de estar sola. No quiero explicar por qué he regresado de una cita con un hombre que no puedo nombrar.


Todavía es temprano, pero no hay nada en la televisión, así que me pongo mi pijama y me voy a la cama. El sueño no me encuentra fácilmente porque mi mente sigue recorriendo los pensamientos de lo que el Sr.SinNombre me ha pedido que haga.


Es impactante. Es extraño. Es interesante.


Es una idea fascinante. Por lo menos sé cómo acabarían las cosas. No habría ninguna posibilidad de que saliera con el corazón roto. Él dijo que serían los tres mejores meses de mi vida. Me gustaría experimentar cosas nuevas y maravillosas.


Él haría mis fantasías realidad.


¿Por qué elegirme a mí?


He sabido desde que era una niña que algo estaba mal conmigo. Nunca he sido capaz de tener una relación normal con un hombre, romántica o no. Tal vez mis problemas provienen de mi padre o la ausencia del mismo o el amor no correspondido de mi madre por él. Tampoco han influenciado positivamente mis sentimientos con respecto a las relaciones románticas. Cualquiera que sea la causa, estoy bien estropeada. Tal vez debería considerar esto. No es que haya tenido mejores ofertas sobre la mesa.


Me toma horas quedarme dormida porque no puedo dejar de pensar en las cosas que Sin Nombre dijo. Pero me quedo dormida, sólo para ser despertada por Aldana colándose en nuestra habitación de nuevo. ¿Acaso piensa que Benjamin es estúpido? Él debe saber lo que está haciendo con Zac.


Miro el reloj: 6:27 a.m. esta vez. Casi llegó a una hora razonable.


Se desliza en la cama junto a mí.


—Dime que no voy a despertarme por esto durante los próximos tres meses —le digo.


—No hago promesas. Veo que estás aquí, así que el atractivo en traje no debe haber sido un rarito asesino en serie. ¿Cómo te fue?


Estaba totalmente equivocada acerca de la parte de rarito.


—Fue una cita extraña, por decir menos.


—Estoy descubriendo que los chicos australianos son diferentes.


Se me ocurren muchas palabras para describir a Sin Nombre, pero ninguna le hace justicia. Se necesita una nueva palabra para lo que es.


—Diferente ni siquiera empieza para describir lo que este hombre me pidió que hiciera.


—Oh, eso no suena bien.


—Lo primero que pensé fue que era una locura, pero ahora no estoy segura. He tenido tiempo para pensar en ello... y podría ser algo así como caliente.


Aldana se sienta en la cama. Tengo toda su atención.


—¿Qué ha hecho? ¿Pedirte que le hicieras un trabajito con las manos debajo de la mesa en la cena?


No me atrevo a decirle la parte sobre que él no me diría su nombre ni nada personal acerca de su vida.


—Me pidió salir con él durante los próximos tres meses, y luego alejarnos sin ningún tipo de contacto.


Ella se acuesta de nuevo en la cama.


—Así que, ¿el tipo no es de los de relaciones a distancia? Parece bastante razonable ya que estás a nueve mil kilómetros de distancia. Zac y yo tenemos una especie de mismo acuerdo.


No, no es lo mismo, pero no le puedo decir el resto.


—Supongo. Me dijo que era rico y que haría que los próximos tres meses de mi vida fueran los mejores que he tenido. Dijo que haría mis fantasías realidad.


—Umm, ¿los tres mejores meses de tu vida y hacer tus fantasías realidad? ¿Qué te detiene?


—Parece no tener sentido salir con alguien cuando sé que va a terminar en tres meses. —Y luego está todo el tema de las relaciones sexuales con alguien que no amo. No estoy segura de poder hacerlo.


—Lo estás pensando demasiado, Chaves. El tipo es rico y te promete los tres mejores meses de tu vida. Es pan comido.


No puedo creer que lo esté considerando.


—¿Crees que debería hacerlo?


—Si no lo haces, ¿volverás a casa y te preguntarás lo que te habrás perdido?


La respuesta es clara.


—Por supuesto que sí.


Llaman a la puerta del dormitorio.


—Adelante —dijo Aldana.


Benjamin abre.


—Hay una entrega para aquí.


El rostro de Aldana se ilumina.


—¿Qué tipo de entrega?


—Flores y desayuno cáterin.


—¡Impresionante! —dice, levantando las tapas—¿Ves? Te dije que sabía cómo jugar el juego. —Parece que Benja va a enterarse de lo de Zac antes de lo que ella planeó.


Entramos en la cocina y hay un arreglo floral en la mesa junto a una cesta de pasteles para el desayuno. Aldana sostiene una botella de champán en una mano y el zumo de naranja en la otra.


—Mimosas para el desayuno. ¿Puedes creerlo? Y esto no es champán barato. Es caro. Muy caro.


Ella saca la tarjeta del sobre blanco y su sonrisa se desvanece después de que ella lo lee.


—Oh. Esto no es para mí.


Siento una oleada de esperanza. ¿Podría todo esto ser para mí? ¿De él, el hombre sin nombre?


—¿Qué dice la tarjeta?


Ella la sujeta.


—“No te arrepentirás de decir sí”. Está firmado, “de Alfonso”.
Sonrío, pero me muerdo el labio en un fallido intento de ocultar mi placer. Su nombre es Alfonso.


Estoy confundida por esta confesión inesperada. Dijo que los nombres no eran parte del juego, así que, ¿qué ha cambiado? Tal vez decidió que está más interesado en una relación normal que en la relación extraña que propuso anoche.


Arranco la tarjeta de la mano de Aldana porque quiero leerlo por mí misma.


Froto mi pulgar sobre sus palabras escritas. La caligrafía es masculina. Estoy segura de que lo firmó personalmente.


Oigo un “pop” cuando Aldana abre el champán.


—Paula, este tío está compitiendo duro por ti, chica.


Los brazos de Benjamin se cruzan y se ve enojado.


—Vamos. Acabas de conocer a este tipo. ¿Acaso esto no parece un poco demasiado?


—Me encantaría que un hombre hiciera esto por mí. —
Aldana cubre su champagne con un poco de jugo de naranja—. Este es un baja bragas garantizado en mi libro.


—¡Aldana!


Benjamin sale corriendo de la cocina y cierra la puerta de su dormitorio.


—No deberías haber dicho eso en frente suyo, y las dos sabemos por qué.


Aldana alcanza una pasta.


—Oh, él lo superará. Entonces, ¿qué vas a hacer?
No hay nada de malo en intentarlo. Si no se siente bien, siempre se puede volver atrás.


—Me dijo que podría encontrarme con él esta noche si quería discutirlo más allá.


Creo que voy a ir.


—Esa es mi chica. Me encanta que él tenga que esperar todo el día preguntándose si te presentarás esta noche. Estará muy duro en el momento en el que te vea entrar. Tienes que llegar tarde. Tengo un pequeño vestido negro perfecto que bajará sus calcetines. La parte de atrás es muy pequeña, casi se puede ver la raja del trasero.


Ella corre a nuestra habitación y vuelve con un casi nada minivestido negro.


Wow, tiene razón. Es pequeño. Y corto. Tal vez incluso demasiado corto. Lo agarro y no dudo en que va a quedarme más arriba del muslo ya que soy más alta que ella.


—¿Esto no va a ser demasiado corto para mí?


—¿Qué quieres decir con demasiado corto? ¿Nos conocemos?




No hay comentarios:

Publicar un comentario