lunes, 25 de abril de 2016
CAPITULO 5
Me despierto de un tirón con el movimiento de la cama a mi lado. ¿Qué demonios? La adrenalina corriendo por mis venas hace que mi corazón despegue como un helicóptero. Está palpitando irregularmente en mi cuello, mi pecho, mi cabeza. Incluso en mis manos.
—¿Aldana? —Ruego escuchar su voz responderme.
—Sí. —Ella susurra como si temiese que despertar a alguien. Demasiado tarde.
Estoy aliviada de oír su voz en lugar de la de Benjamin, pero estoy más enojada que el infierno. Miro el reloj de la mesilla de noche. Son las 3:18 de la mañana.
—Me diste un susto de muerte. ¿Qué estás haciendo metiéndote a la cama a estas horas de la mañana? Pensé que estabas en casa de Zac.
—Lo estaba.
Sí, y ahora no lo estás.
—¿Por qué regresaste? ¿Pasó algo?
—No, pero ya me conoces. No quiero ser esa chica, esa que abusa de su hospitalidad.
Claro. Porque el Tipo no te debe nada una vez que se mete en tus pantalones.
—Déjame ver si entiendo bien esto. No quieres ser la chica que abusa de su hospitalidad, ¿pero serás la chica que le permite abusar de tu vagina?
Me golpea el brazo en la oscuridad.
—Eso es grosero, Chaves. —Se ríe entre dientes—. Pero oh tan cierto. Sí que la abusó como un campeón.
¡Ugh! Yo estaba bromeando. Ella no.
—Es un juego, Paula. Confía en mí. Sé lo que estoy haciendo. Me deseará más si tiene que quedarse en su cama pensando en mí desde el otro lado del pasillo.
Deseará haberme pedido que me quedara, pero hay otra razón por la que vine a casa. No quiero que Benja sepa que uní ingles con Zac.
Por Dios. Así es como lo estamos llamando en estos días.
—¿Por qué le importaría Benjamin?
—Eres hija única, así que no lo entiendes. A los hermanos no les importa la edad que tengas. Son raros acerca de sus amigos follando a sus hermanas.
¿Qué pasa con una hermana poniéndose histérica sobre su hermano tratando de unir ingles con su mejor amiga? ¿Ella no debería estar tratando de disuadir a Benjamin o algo?
—Entonces, anoche te vi bailando con un atractivo en traje. ¿Qué pasa con eso?
Atractivo en traje. Puedo ir con eso.
—Ese era él, el hombre con el que me topé la otra noche en el club cuando estábamos de salida. El mismo hombre en el que no he podido dejar de pensar en tres días.
—Oh, vaya. Qué casualidad. —No tiene que decírmelo.
Pensé que nunca volvería a verlo.
—Lo sé. Me invitó a cenar esta noche. —Dejo escapar un agudo chillido que no debería provenir de una mujer de veintidós años de edad—. Va a enviar su chofer a recogerme porque tiene una reunión en la tarde. ¿Eso es raro?
—Creo que no, a menos que esté llamando chofer al hombre detrás del volante de un taxi. Él debe ser rico. ¿Qué hace?
—No lo sé. No llegamos tan lejos.
—¿Cómo se llama?
Opto por no decirle que él me dijo que sería más interesante si no lo sabía.
—Umm, no llegamos tan lejos, tampoco.
—Bueno, eso es una cagada. ¿Vas a salir con un sujeto y no sabes quién es? ¿A quién voy a denunciar en la policía si desapareces porque él es otro atractivo asesino en serie? Sabes, Ted Bundy también era terriblemente encantador.
Oh, demonios. No había pensado en eso. ¿Y si es una especie de bicho raro?
—Supongo que les dirás que fue el atractivo en traje quien lo hizo.
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