martes, 21 de junio de 2016
CAPITULO 189
La alarma se apaga, despertándome de uno de mis sueños más eróticos, así que estoy duro.
Maldita sea.
Me tumbo en la cama pensando en otra cosa excepto en lo único que va a aliviar mi furiosa erección, pero no sirve de nada. Esto no va a desaparecer sin algún tipo de acción y sé el tipo que prefiero.
Estamos en el escalón de las catorce semanas y P se ha sentido mucho mejor esta semana, así que decido probar las aguas. Está acostada de lado, de espaldas a mí, y arrastro mi mano alrededor de su cintura. Froto su bajo vientre donde nuestro bebé está creciendo y reconozco la firmeza ahora presente. No parece como que estaba allí la semana pasada.
Deslizo mi mano más abajo y beso la parte de atrás de su cuello antes de poner mi mano entre sus piernas, frotando hacia arriba y hacia abajo.
—Nena, me levanto a la ducha.
—¿Por qué no te creo?
Presiono mi erección contra su trasero.
—Lo siento. Estaba teniendo un buen sueño cuando sonó la alarma y todavía estoy encendido por eso. —Encendido es decir poco. Quiero estar dentro de P desesperadamente. Le besó la parte posterior de su cuello y bajo a su hombro—. Pero está bien si no te sientes dispuesta. Mi palma puede conocer mejor a mi polla en la ducha.
Pone su mano alrededor de mi muñeca y tira de ella lejos de su cuerpo, desinflando mis esperanzas para una follada mañanera, pero luego me sorprende cuando la desliza hacia la parte delantera de sus bragas y comienza a mover su ingle hacia atrás y adelante.
—Fóllame por detrás.
No tiene que pedirlo dos veces.
Meto mi mano aún más en sus bragas y escucho hilos rompiéndose. Nunca he arrancado su ropa interior, pero el sonido es caliente, le doy a la entrepierna de un fuerte tirón,
desgarrándolas para que me dieran acceso a entrar en ella.
—Oh, mierda. —Quiero enterrar de golpe mi polla en ella pero no puedo. Tengo esta fobia de lastimarla a ella o al bebé, así que utilizo cada gramo de autocontrol para entrar en su interior suavemente.
Sólo tengo unos cuantos golpes cuando P empieza a hablar.
—Sé que quieres que sea más duro que esto.
Esta no es la manera en que follamos duro pero sigue siendo bueno.
—Lo hago, pero sé por qué me contengo. —Le he contado mis miedos.
Se aleja de mí.
—Ponte en tu espalda. —Así es como lo hacemos la mayor parte del tiempo, con P en la parte superior, y no me importa un poco. Ella está en el control y yo soy capaz de disfrutar
del sexo, sin el temor de ser demasiado duro con ella. Los dos conseguimos lo que necesitamos.
Muevo mi mano en su clítoris y lo acarició mientras se desliza hacia arriba y hacia abajo en mi polla. Quiero que se venga también. Si no lo hace, me siento como un amante
egoísta e inadecuado.
—¿Se siente bien?
—Sí, no te detengas.
Y al igual que dos bombas, perfectamente sincronizadas, explotamos juntos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario