domingo, 5 de junio de 2016
CAPITULO 140
Cuando me despierto de nuevo, estoy en mi lado con el brazo de Pedro Henry alrededor de mi cintura. Está presionado junto a mí y siento su respiración en mi cuello.
—Por favor, no me hagas soltarte aún. Sólo necesito saborear el sentirte así por un poco más.
Esas son palabras predecibles. Sabe que me alejaré. Y tiene razones para saberlo.
Siento su cabeza moverse y ahora está contra mi espalda.
—No cogí con ella. Sé que crees que lo hice, pero te juro que no. No te mentí cuando te dije que no estuve dentro de otra mujer desde ti.
Pedro Henry nunca me ha mentido. Creo que esa es una de las razones por la que esto fue un shock tan grande. Eso y el hecho de que sabe cuánto odio la mentira.
Me alejo y giro para verlo a la cara.
—Hiciste algo con ella. —Y sé todas las cosas traviesas que le gustan—. Y sea lo que sea que haya pasado, sucedió una semana después de que me fui. Siete malditos días. ¿Quieres saber qué hacía yo el día siete? No estaba persiguiendo a algún tipo. Estaba en mi departamento, sola, llorando día y noche porque estaba en duelo por la pérdida de nosotros.
—Demonios, Paula. Me dejaste sin un adiós. No pienses ni por un segundo que no estaba de duelo también. Pensé que nunca te vería de nuevo y era un desastre total después de que te fuiste. Me mantuve borracho la primera semana.
Era tan miserable que sólo quería un modo de superarte. Dijiste que creíste que Claudio podría ayudarte a olvidarme. Bueno, yo creí que necesitaba a la número catorce para olvidarte, así que recogí a esa mujer en un bar de hotel. Accedió a mis condiciones y la llevé a una habitación. Planeé cogerla hasta sacarte de mi mente.
No puedo soportar oír esto. Es demasiado.
—Detente, no quiero escuchar esto. Me matará si debo imaginarte con otra mujer. —Pongo mis manos sobre mis oídos.
Toma mis muñecas para bajarlas.
—Tenía toda la intención de decirte sobre esta mujer, pero la noche que preguntaste si hubo otras, no pude encontrar las palabras. Acabábamos de encontrarnos y no quería arruinar nuestra reunión, así que planeé hacerlo después. Pero después nunca vino.
—No quiero saber. No quiero esa imagen en mi cabeza.
—Esto siempre se pondrá entre nosotros si no te digo todo. Siempre te preguntarás qué sucedió, así que es mejor sacarlo del medio así no nos lastima a la larga. —Lleva mis manos a su boca y las besa—. Y planeo que esto sea largo… como para siempre.
Me abrazo ante el dolor que viene. Es como ver a un bate siendo agitado hacia mi cara en cámara lenta. Sé que dolerá como el demonio y si golpea lo suficientemente fuerte, hay una buena chance de que pueda morir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario