domingo, 8 de mayo de 2016
CAPITULO 48
Llamo a Aldana cuando casi llego al departamento. No planeo subir porque no quiero toparme con Benja.
—Hey, estoy a una cuadra de distancia. ¿Estás lista para bajar?
—Necesito cinco o diez minutos más. —Por supuesto que los necesita. Nunca está lista a tiempo. ¿Nunca aprenderé a decirle que esté lista treinta minutos antes?
—Esperaré en el carro.
—De ninguna manera. Sube, por favor.
Lo sé no debería, pero accedo en contra de mi mejor juicio.
—Okey. Ábreme, pero por favor apúrate.
Daniel se detiene frente al departamento.
—Aldana no está lista todavía así que voy a subir. No debería tomar mucho.
Alcanzo la manija, pero no funciona. Seguro contra niños, supongo. Están activados probablemente porque Daniel sabe que me importa un comino que abran la puerta para mí. No soy una inútil. Puedo abrir mi propia puerta, pero esa no es la manera en que Alfonso lo quiere.
Daniel se ve molesto conmigo mientras me permite salir del carro. Creo que no aprueba que suba al departamento porque sabe que a su jefe no le gusta.
—No tardaré, Daniel.
—No puedo decirte qué hacer, pero sabes que a él no le gusta esto. —Daniel sabe de mi pleito con Benjamin, tal vez no los detalles, pero Alfonso le ha dicho algo.
—Me apuraré.
—Lleva tu teléfono contigo y llámame si tienes algún problema. Cualquier cosa.
Genial. Tengo a Alfonso y a Daniel queriendo patear el trasero de Benjamin
—Lo llevaré, pero no te preocupes. Estaré bien.
—Estaré preocupado hasta que te vea salir de ese edificio sana y salva. —¿Qué le dijo Alfonso?
—Estaré diez minutos máximo —prometo.
—Hazlos cinco. —Suena molesto.
Llamo a la puerta y Benjamin contesta. Él me da una sonrisa torcida, como si estuviera incómodo. Debe ser.
—Hola, Paula. Por favor, entra.
Entro en el departamento y no puedo recordar un momento más incómodo en mi vida. Me quedo ahí tratando de pensar en una conversación educada, pero no puedo conseguir decirle nada al hombre que me llamó puta después de que trató de besarme.
—Deja entro y reviso a Aldana.
Él toca mi brazo mientras camino y me pongo rígida.
—¿Puedo por favor tener un minuto?
Saco mi brazo de él. No quiero hacerlo, pero me siento como si tuviera que hacerlo porque él es el hermano de mi mejor amiga.
—Te daré un minuto.
—No estoy diciendo que tengo algún tipo de excusa para lo que hice, pero realmente estaba borracho en la víspera de Año Nuevo. De lo contrario nunca hubiera actuado de esa manera. Solo quería decirte que lo siento.
—Disculpa aceptada.
Eso es lo único que obtendrá de mí.
Camino a la habitación que una vez compartí con mi mejor amiga y ella está sentada en la cama, lista para irse. Ella se sacude cuando me ve en la puerta. Sabía que esto estaba puesto en marcha total.
—No te enojes, Paula. Quería verte para que él pudiera pedir disculpas y yo sabía que ésta era la única manera.
—Me mentiste.
La acusé, pienso en todas las verdades a medias que le he dicho acerca de Alfonso y decido que quizás sería buena idea si no soy demasiado dura, ¿Quién soy yo para juzgarla?
—Pero está bien, entiendo porque lo hiciste.
—Tuve que hacerlo, Pau. Él ha estado tan enfermo consigo
mismo desde que ocurrió.
—Bueno, ya pasó. Ya le dije que acepto sus disculpas.
—Gracias Paula.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario