sábado, 25 de junio de 2016

CAPITULO 203





P se está revolviendo y girando en la cama, casi constantemente. No sé si es porque está incómoda o si está pensando en nuestra discusión sin preguntas . Si es lo último, no quiero que se vea afectada de esta manera porque no es bueno para el bebé.


Me está dando la espalda así que me acerco detrás de ella y rodeo su estómago con mis brazos.


—Estás inquieta, amor. ¿Qué sucede?


—Sabes lo que sucede.


Tenía miedo de que dijera eso.


—¿Qué puedo hacer para tranquilizarte?


—Dime que no vas a hacer alguna locura.


—No voy a hacer ninguna locura.


Rueda para que estamos cara a cara ahora.


—¿Lo estás diciendo porque es lo que quiero escuchar?


—No. —Quizás. No estoy muy seguro.


—Tenemos un bebé en camino y no puedo permitirme perderte porque estás buscando saldar una deuda con Fernando. Sí, me atacó y merece ser castigado por eso, pero no a expensas de perder a mi marido porque te hiciste cargo del asunto con tus propias manos.


No creo que sea posible hacerla entender la manera en que me siento.


—Soy tu marido. Tu seguridad recae en mis hombros y no te protegí de él, así que tengo esta intensa necesidad en mi interior de hacerlo lamentar por lo que te hizo.


—También quiero que sea castigado, pero yo soy quien sufrirá si rompes la ley y eres atrapado.


Eso no va a suceder.


—No voy meterme en ningún tipo de problemas.


—Júramelo.


—Lo juro. —Quiero que deje de pensar en esto—. Por favor, intenta dormir. Mañana va a ser un día ajetreado para ti. ¿A qué hora tienes que estar en el ensayo?


—A las seis.


Debería traer a colación el tema de mañana por la noche.


—¿No vas a llevar a Aldana afuera a la ciudad en su última noche como una mujer sin ataduras?


—Creo que ese niño rebotando en su vientre es considerado una atadura, pero ¿qué harían dos mujeres embarazadas en Wagga? No podemos beber, fumar, o tener sexo al azar, así
que, ¿cuál es el punto?


Claro que ella no puede hacer ninguna de esas cosas, salvo una excepción.


—Puedo proveerte una de esas tres cosas: alguna forma de sexo al azar, aquí, mañana a la noche. La mesa de la cocina, el mostrador del baño, quizás en el brazo del sofá. ¿Qué
piensas?


—Eh, si nada surge, puedes anotarme. —Esa es mi chica.


No hay comentarios:

Publicar un comentario