jueves, 19 de mayo de 2016
CAPITULO 84
Pensé que había tocado fondo antes, pero no podía estar más equivocada. Este lugar en el que ahora resido es un nivel del infierno.
Camino como un zombi a través de mi apartamento hasta que llego a mi habitación y me caigo de espaldas sobre mi cama. Suspiro mientras miro al techo y veo las cuchillas oscilantes del ventilador, pensando en cómo me recuerdan a mi vida. Cada hoja está persiguiendo la que está delante de ella, pero es una carrera inútil. Ninguna de ellas volverá a ponerse al día con el futuro. La historia de mi vida. Persigo la felicidad justo en frente de mi cara, pero siempre fuera de mi alcance, no importa lo rápida que yo sea.
Me acuesto así por un tiempo antes de que finalmente me quede dormida. No tengo ni idea de cuánto tiempo he estado dormida cuando mi teléfono me despierta con el tono de “Jolene”. Fabuloso. Julia Chaves es exactamente lo que necesito ahora.
Contemplo dejarla ir al correo de voz, pero sé que sólo seguirá llamando.
Persistencia, es uno de sus dones.
—Hola, mamá.
—Pau, he estado esperando todo el día para que me llamas con una actualización con tu encuentro con David y Fernando. ¿Por qué no he oído hablar de ti?
Fue un error decirle que me estaba reunido con ellos. No quiero hablar de esto ahora, pero ella no me va a dar una elección. Nunca lo hace. Esa es otro de sus talentos, pero no quiere decir que no voy a tratar de salir de ello. Esa es una de mis habilidades.
—Es una historia muy larga y realmente no quiero hablar de eso ahora. Tal vez podamos reunirnos un poco más tarde y hablar de ello.
—Eso significa que no ha ido bien. Por favor ven. Tenemos que hablar de esto, así podemos obtener un plan de juego en cómo deberíamos ir desde aquí.
Me encanta eso… cómo debemos ir desde aquí. Tenía una presencia real en la industria hace un tiempo y conoce los entresijos de cómo funcionan las cosas. Tal vez ella tendrá algunas ideas de qué dirección tomar, porque yo malditamente no sé cómo termina en este punto.
Pero no voy si su amante está dando vueltas.
—Él no está ahí, ¿verdad?
—No, Pau. Él no está aquí —lo dice como si estuviera molesta de que yo no quiera estar cerca de él.
—Está bien. Estaré ahí después de cambiarme.
Termino mi llamada y me pongo un pantalón de trotar que lee la palabra LOVE en todo el trasero, el mismo que Pedro Henry disfrutaba empujando a mis rodillas cuando me inclinaba sobre el brazo del sofá de Benja. No me importa cuán vieja o gris me haga, siempre lo voy a llevar en mi memoria. Pero por si acaso, voy a escribirlo en un diario para que mi enfermera pueda leérmelo si me da Alzheimer.
Puede que no recuerde que era yo en la historia, pero se me ocurrirá que alguna señora tuvo suerte.
Y, sin embargo, no necesito un diario para registrar nuestra historia. Cada canción que escriba de aquí en adelante será de Pedro Henry. Así es como nuestra historia continuará por siempre… a través de mi música.
Él siempre será cada canción que yo cante.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario